Héctor Greslebin y Luis Perlotti: 'Maqueta para el Monumento a la Independencia en Humahuaca', 1925. Foto: Dolores Iglesias

Héctor Greslebin y Luis Perlotti: 'Maqueta para el Monumento a la Independencia en Humahuaca', 1925. Foto: Dolores Iglesias

Arte

Influencia o explotación, la huella americana en el arte de ayer y de hoy

Una rigurosa exposición analiza en la Fundación Juan March las resonancias de las culturas precolombinas en Europa a través de más de 600 piezas.

24 octubre, 2023 01:54

Antes de América. Fuentes originarias en la cultura moderna es una exposición apabullante. Se trata de la traducción de una investigación seria y rigurosa sobre el modo en el que las civilizaciones originarias de América, aquellas que estaban allí antes de que los europeos llegaran, han sido asumidas, y en algunos casos también robadas y apropiadas, por el arte y otras formas culturales de la contemporaneidad. Un aspecto que en España se ha procurado obviar sistemáticamente, quizá porque no interesaba descubrir algunos de los problemas que tiene la forma en la que se ha construido nuestra identidad nacional en relación con Latinoamérica y sus procesos de colonización, algo que resuena en varias de las más de seiscientas piezas incluidas.

Antes de América. Fuentes originarias en la cultura moderna

Fundación Juan March. Madrid. Comisarios: Rodrigo Gutiérrez Viñuales, Manuel Fontán del Junco y María Toledo Gutiérrez. Hasta el 10 de marzo

Esta investigación demuestra que tiene un largo recorrido porque en la muestra hay ecos de otras anteriores, como la dedicada al movimiento Art Déco o la introducción de obras de los artistas de la Bauhaus, Anni y Josef Albers, que también han habitado los difíciles espacios de exposición de la Fundación Juan March.

Antes de América ha sido comisariada por Rodrigo Gutiérrez Viñuales, el catedrático de Arte Latinoamericano de la Universidad de Granada, Manuel Fontán del Junco, director de museos y exposiciones de la Fundación, y María Toledo Gutiérrez, jefa de proyectos en la misma institución. A esta exposición se ha añadido además un ciclo de cine, dirigido por la mexicana Diana Cuéllar Ledesma, en el que se proyectarán películas, entre otros, del alucinado Alejandro Jodorowsky, el revolucionario Sergei Eisenstein y un jovencísimo Cantinflas.

La ruptura de las vanguardias con el canon clásico miró hacia lo lejano y “primitivo”

También se han organizado dos pequeñas individuales, una centrada en Chavis Mármol (Apan, México, 1982) y otra en Pedro Lasch (Ciudad de México, 1975), en las sedes que la institución tiene en Palma de Mallorca y en Cuenca. Este ambicioso proyecto se completa con un repositorio virtual de arte de Latinoamérica que se presentará en noviembre y que hará que esta investigación facilite otras más específicas dentro del panorama que ahora se ha abierto.

La exposición parte de un planteamiento que tiene que ver con la teoría postcolonial iniciada por Edward Said y su libro seminal, Orientalismo, que explicaba cómo Occidente había construido un imaginario en torno a Oriente que lo presentaba como un otro absoluto, un reflejo invertido en el espejo que servía para reconocerse y que justificaba las atrocidades cometidas en esos territorios. No entra tanto, sin embargo, en el pensamiento decolonial, en el que se reivindica una acción abiertamente política y muy directa que acabe con el eurocentrismo dominante y ponga en el centro otras epistemologías como las indígenas.

María Freire: 'Sudamérica' (detalle), 1958. Foto: Juan Carlos Maldonado Art Collection

María Freire: 'Sudamérica' (detalle), 1958. Foto: Juan Carlos Maldonado Art Collection

De este modo, el proyecto se concentra en la manera en que esas culturas americanas, algunas exterminadas por la colonización y otras todavía vivas, fueron reinterpretadas, manipuladas o escamoteadas por europeos y americanos desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, más que en la inversión y reparación de esos procesos.

El recorrido comienza con la exploración de los territorios americanos en el siglo XIX, cuyos testimonios –libros, ilustraciones y fotografías– demuestran que se trataba de una experiencia de viaje heredera de la Ilustración, con su manía taxonomizadora y en la que conocimiento y dominación se hacían inseparables, que fue sublimada por el Romanticismo. El hallazgo de yacimientos arqueológicos de estas culturas desembocó, por un lado, en el expolio de muchos de estos objetos, que fueron descontextualizados en museos y colecciones y, por otro, de los propios repertorios decorativos y estructurales, que pasaron a la arquitectura y a las artes decorativas dominadas por un eclecticismo exoticista que llegó a su extremo en las exposiciones universales.

[Sebastião Salgado y la asfixiante belleza de la selva, en blanco y negro]

Esto se prolongó en la búsqueda de una ruptura con el canon clásico por parte de las vanguardias, que rastreó en lo más lejano en el tiempo y el espacio –África, Oceanía y América– y que agrupó bajo la etiqueta de “primitivo” todo lo que ese término implica: no contaminado, auténtico, inocente, salvaje, incivilizado...

Sin embargo, las vanguardias americanas, Joaquín Torres García es un gran ejemplo, reivindicaron estas formas de producción material como la base para construir estilos y movimientos propios, dando vida a esa corriente de la abstracción concreta que ha dominado buena parte del arte de Latinoamérica en el siglo pasado, como se aprecia en las pinturas y esculturas de la sala central de la exposición. El pop y su ironía y los desarrollos conceptuales de los años 60 y 70 derivan en la actualidad en obras como las de Sandra Gamarra, seleccionada para el Pabellón de España en la próxima Bienal de Venecia, que subrayan la explotación colonial a la que fueron sometidas estas culturas originarias.