Voluspa Jarpa, la artista que cartografió la violencia y la introdujo en una galería de arte
- Presenta una desgarradora cartografía de la violencia en Latinoamérica declinando el lenguaje minimal y la estética de archivo.
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Una exposición de la artista chilena Voluspa Jarpa (Rancagua, 1971) en Madrid es un acontecimiento. Aunque conocida en nuestro país (ya en 2012 recibió el Premio Illy en ARCO y en 2021 pudimos ver su serie Zoos en la Bienal Sur celebrada en Málaga), no había celebrado aquí una exposición individual; a pesar del enorme eco por su representación de Chile en la 58.ª edición de la Bienal de Venecia, comisariada por Agustín Pérez Rubio. Ahora, la nueva galería La oficina presenta una buena síntesis con series, y piezas de la última década, con esculturas, instalaciones, dibujos y vídeos.
El recorrido, con acierto, arranca desde lo más actual, con tres enormes cartografías intervenidas por ambas caras y suspendidas desde el techo, para dar paso a piezas no menos monumentales, salpicadas por obras en menor formato, siempre con planteamiento instalativo.
De vuelta, constatamos que, desde una estética de archivo y apropiación crítica del minimal, en los últimos tiempos Voluspa Jarpa está girando hacia un trabajo más manual, cálido y apegado a la tierra y a culturas ancestrales de Latinoamérica.
Aunque desde el inicio nos topamos abiertamente con un trabajo muy comprometido, lo entendemos mejor retrocediendo al origen, cuando en 2011 comienza a trabajar con documentos desclasificados de las intervenciones politicoeconómicas de Estados Unidos en Latinoamérica.
Entonces Jarpa, que se había negado a ser colonizada por segunda vez con el idioma, toma clases de inglés (jugoso vídeo Translation-Lesson 2014-2016) para descubrir en aquellos papeles desde documentos de la Operación Cóndor para asesinar, torturar y hacer desaparecer personas durante los años 70 y 80 en Sudamérica (instalaciones Respuestas para la distopía y Todo se desvanece en la niebla, 2016); hasta la noción de “república bananera” con la que se desestabilizaron países, por mero interés comercial (vídeos Chiquita Banana, Journey to Babaland, 2019).
Además, reflexiona sobre la simultaneidad de la violencia ejercida mientras en Estados Unidos se respalda y difunde la abstracción minimal, interviniendo cubos de acero inoxidable (Lo que ves es lo ves / Judd cubos, 2016). En cuanto a los desaparecidos, es muy emocionante el gran mural en lápiz sobre papel Yo no soy un hombre, soy un pueblo, 2016, que muestra un funeral colectivo, con 47 líderes políticos asesinados en todo el continente latinoamericano.
Pero no solo allí. Una instalación modesta pero imprescindible aquí es Gladio, 2022, que evidencia los atentados perpetrados por CIA y OTAN entre 1960 y 1980 en Europa: Italia, Francia, Alemania, Bélgica, España, para amedrentar e impedir gobiernos de izquierda.
En la última década, tanto aquí en Europa (Ley mordaza) como allí se ha recrudecido la violencia policial sobre manifestantes (Cartografías de la sindemia, 2023). Jarpa recubre las cartografías con los asesinados y víctimas de trauma ocular. Y mantiene una esperanza: los lugares elegidos para la rebelión, coincidentes con enclaves significados en antiguas culturas andinas.