Arquitectura

Mil trescientas butacas en un nuevo espacio cultural

Un teatro tallado en El Escorial

31 enero, 2001 01:00

El teatro de San Lorenzo de El Escorial ya está en marcha. Se trata de un espacio multiusos situado junto al parque de Felipe II y que tendrá capacidad para 1.300 personas. El nuevo edificio, que se enmarca dentro del programa de teatros de la Comunidad de Madrid, estará listo a principios del año 2003.

Los arquitectos madrileños Rubén Picado, María José de Blas y Enrique Delgado Cámara están construyendo el futuro teatro de San Lorenzo de El Escorial, en el programa de Teatros que junto con el Teatro del Canal (en la capital), obra de Juan Navarro Baldeweg, propone la Comunidad de Madrid. En este caso, el proyecto se desarrolla por un equipo multidisciplinar dirigido por los servicios técnicos de la Dirección General de Arquitectura y Vivienda de la Comunidad de Madrid, desglosando las atribuciones propias del arquitecto en diversos equipos que gestiona la administración.

La construcción del Teatro de San Lorenzo de El Escorial se situará en un terreno obtenido por expropiación de 7.526 metros cuadrados que linda con el parque de Felipe II. En la parcela se produce una fuerte pendiente del terreno, consolidado en unas bancadas artificiales muy arboladas. Los arquitectos consideraron en el diseño del edificio el fuerte desnivel entre el parque de Felipe II y la parte mas baja del terreno, así como las condiciones del subsuelo que por las afloraciones de roca granítica que identificaron los estudios geotécnicos, condicionaron fuertemente la propuesta.

Volúmenes escalonados
El proyecto de Picado, De Blas y Delgado Cámara formará parte de un recorrido urbano que se manifiesta permeable resolviendo el antiguo borde en fondo de saco que suponía el parque de Terreros para el tejido histórico de la ciudad de San Lorenzo de El Escorial. La permeabilidad urbana que supone la nueva implantación del teatro consigue articular el nivel de plaza de Terreros planteando el acceso mediante una sinuosa bajada hasta la cota del vestíbulo, descubriendo en su recorrido espacios que confluyen al patio de entrada. Esta plataforma se asoma al sudeste hacia la ciudad de Madrid y al Norte a Navacerrada. La entrada al edificio se produce de manera escalonada, descendiendo desde la plaza hasta el vestíbulo que ofrece accesibilidad inmediata a la sala del teatro de 1.300 localidades de aforo, así como a la sala multiusos.

El edificio se amolda a los bordes de la parcela conformando por su dimensión un gran zócalo de granito que se escalona topográficamente. El volumen mayor del teatro se apoya sobre este zócalo, y el conjunto genera una serie de plataformas pétreas a modo de estratos tallados, envolviendo con perfección un espacio que busca en su horizonte el limite enmarcado entre los volúmenes del teatro y la sala menor. Un sólido sistema constructivo de estructura de hormigón en muros y losas es revestido por granito, y las grandes luces estructurales de las cajas escénicas se resuelven por una ligera malla bidireccional de celosía metálica de 3,60 metros de canto que salvan los 30 metros de vacío de la sala del teatro.

En el Proyecto del Teatro de El Escorial se opone una gran tensión entre la estructura y su desintegración en vacíos ocupados por espacios que fluyen hasta el horizonte, entre la forma y su descomposición en plataformas que se ajustan topográficamente, entre el todo y la parte del edificio que referencia al paisaje. No plantean una contención o cierres arquitectónicos habituales, sino gestos deconstructivos en la masa desplegada en capas estratificadas que se insertan en el lugar con absoluta naturalidad.