Vacío envuelto en piedra
El estudio Sancho-Madridejos inaugura un pabellón docente en Murcia
7 noviembre, 2001 01:00Alzado del nuevo pabellón docente de Arrixaca (Murcia)
Hace unos días, la Ministra de Sanidad y Consumo, Celia Villalobos, inauguró el último edificio construido por los arquitectos Juan Carlos Sancho y Sol Madridejos. El proyecto obtuvo el primer premio en un concurso fallado en 1996 y se ha desarrollado en asociación con los arquitectos Miguel ángel Alonso y Rufino Hernández. La facultad de Medicina en el Hospital de la Arrixaca está vinculada a la Universidad de Murcia y contempla un amplio programa docente que, en la arquitectura, se refleja en aulas y departamentos, biblioteca, salón de actos y otros servicios, ocupando un solar limítrofe con los accesos perimetrales del recinto, junto al resto de las instalaciones hospitalarias.
El proyecto se entiende como una caja neutra en la que se opera con "vacíos proyectados" hacia el interior, generando espacios de diversa cualidad y escala. El vacío generado consolida y expresa la tonalidad del espacio en el interior de la caja, y el orden constructivo elabora una cadencia que va desarrollando la secuencia de espacios enlazados. La proyección -espacio vertical de acceso/patio interior- supone el abandono del reposo inicial y unitario de los vacíos para modular gradualmente a un nuevo sistema mucho más complejo que expresa de manera decisiva el orden construido del nuevo espacio. Introducen así Sancho-Madridejos un mayor numero de relaciones ya contenidas en las unidades mas cercanas y comprensibles del edificio, para resolver con variables -la densidad, la gravedad, la luz, la transparencia, la visión, el vacío, el tono, el limite, el movimiento y el tiempo- que los arquitectos asocian a la definición del espacio.
Espacio y movimiento
El carácter disonante del espacio en la arquitectura de Sancho-Madridejos se reconoce en la identificación de un territorio que, manteniendo su carácter neutral, cede ante las tensiones de otros espacios y se proyecta, constituyendo así una nueva unidad fusionada que se percibe únicamente en movimiento y que supone el más fiel reflejo de la propia actividad humana que acontece en la arquitectura. Estas alteraciones, que se perciben como algo indivisible, generan un espacio capaz de progresar, ya que en él subyace el movimiento. Este movimiento es desarrollado a distinta escala a partir de la transición de distintos episodios, desplegando su forma última mediante una envoltura pétrea íntimamente ligada al espacio que contiene.
La superficie de piedra busca la continuidad con la piel de vidrio, serigrafiando en ésta última una textura que hace referencia a lo pétreo, sonidos extraños a la armonía del conjunto y último accidente a modo de bella alteración que distorsiona y enriquece el entendimiento del edificio e incorpora un conjunto de sensaciones, de precisión relativa, que acompaña a su percepción, manteniendo sin embargo la máxima del trabajo de Sancho-Madridejos; dicho con sus propias palabras: "sólo el espacio cuenta".