Proyecto Nueva York
Arquitectos y artistas muestran sus propuestas para reconstruir la zona cero
17 abril, 2002 02:00El proyecto de Eytan Kaufman
Un nuevo World Trade Center es el título de la exposición que, organizada en Nueva York, acaba de aterrizar en Washington, en el National Building Museum, y más adelante viajará a Venecia, a la Bienal de Arquitectura. Son más de 50 propuestas de arquitectos y artistas internacionales que, con más o menos fantasía, reconstruyen, siete meses después de la tragedia, el lugar que ocuparon las Torres Gemelas.
La escala emocional del proyecto implica a los creadores y sus respuestas sobre las ocho hectáreas de escombro materializan aún más la tragedia. Los proyectos más conceptuales identifican el vacío como el espacio con mayor poder de evocación y el más sublime y respetuoso memorial a las víctimas. La imagen en llamas de las dos figuras quemando el cielo previa al colapso es el mayor símbolo que podrá poseer la ciudad, y, sin necesidad de estar construida, permanecerá. Un cierto oportunismo creado por la necesidad de devolver el impacto ha desatado una descontrolada energía creadora que en esta exposición plasma el desasosiego que la comunidad artística y arquitectónica pretende resolver, y tiene en la forma y en las poderosas imágenes que ofrecen los artistas y arquitectos un mal aliado. Visiones fantasmagóricas, formas caprichosas, objetos sinuosos generan un bodegón urbano cuyo perfil, tabla y fondo es el mismo, a modo de ejercicio clásico de composición del nuevo objeto que sustituya al ausente. Se busca también el emblema más colosal, la restitución del orgullo, la monumentalidad más heroica y una "reconstrucción" que jamás se producirá.
El mercado político e inmobiliario busca su efecto y está agitando al mundo cultural con gran oportunismo por la convocatoria e interés que suscita un valor importante pero no el único de la arquitectura, que muestra su cara más servil al poder que demanda respuesta al ataque, primero militar y, en la aparente calma, arquitectónico. Las torres en general han sido puestas en duda y muchas voces, algunas de entornos académicos, cuestionan tipológicamente su validez en el desasosiego que invade el momento. La apilación de espacios horizontales en secuencia vertical no sólo ofrece una respuesta a la carencia o rentabilidad del escaso suelo de nuestras ciudades sino que permite la elaboración del espacio urbano a mayor escala, entendiendo el tapiz tallado y valorando los intersticios entre los objetos del tablero urbano.
Por ello cuando falta una pieza, la inmediata inercia tiende a rellenar su hueco, sin pararse a pensar que el residuo es más valioso que el objeto y que la presencia reencarnada de algún artefacto en el lugar nunca podrá reconstruir lo que se destruyó. Se busca un arco de triunfo, un templo, un tótem y la basa de una bandera que debe ondear nuevamente en el perfil de la ciudad. Quizá no sea el lugar ni el momento, y el enorme poder de las imágenes generadas por renders, vídeo-instalaciones y brillantes dibujos y fotomontajes pueda enmascarar una profunda y lenta reflexión que desde la arquitectura se debe abordar.