Image: Cubierta protectora para La Olmeda

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Arquitectura

Cubierta protectora para La Olmeda

Paredes-Pedrosa dan cobijo a la villa romana

26 junio, 2009 02:00

Interior y exterior de la cubierta

Tras muchos años de excavación arqueológica, conservación de los hallazgos, construcción y ampliación de edificaciones protectoras, organización de visitas y un importante esfuerzo económico por parte de la Diputación de Palencia, por fin, la Villa Romana La Olmeda puede gozar de un contenedor acorde a la singularidad de este yacimiento que nos traslada al Bajo Imperio del siglo IV d.C.

El trazado descubierto sigue el esquema de la villa clásica con las distintas dependencias dispuestas alrededor de un patio central, y cuatro torres simétricamente distribuidas cercanas a los castillos de tradición hispánica. Llama la atención la variedad y riqueza de los mosaicos que pavimentan la mayoría de las estancias, cuya preservación ha sido uno de los principales motivos para acometer la nueva adecuación del área arqueológica al uso museístico, obra recién inaugurada de los arquitectos ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa.

La estrategia del proyecto es clara y funciona. Frente a los yacimientos arqueológicos encontrados que revelan una arquitectura masiva, compacta, fragmentada, y de una materialidad ligada a la tierra, el tándem Paredes-Pedrosa plantea una arquitectura ligera, de estructura racional y ordenada, que quiere ser aérea y que contiene un espacio unitario continuo, pensado para ser recorrido. Continente y contenido se respetan y consiguen aunar bajo el mismo techo y de manera equilibrada, antigöedad clásica y contemporaneidad arquitectónica.

El proyecto resuelve cinco naves y unos 7.000 m2, cuya estructura se organiza en pórticos metálicos, con soportes que enmarcan el patio de la villa y configuran el perímetro del recinto, y bóvedas rebajadas construidas a base de rombos tubulares de acero cuyo sistema constructivo prefabricado y modular resultan altamente efectivos en cuanto a su fabricación, transporte y montaje en obra. Una solución muy coherente pensada para un programa que exige el mínimo contacto posible, tanto durante su ejecución como en su uso ordinario.

Una vez dentro, el recorrido se realiza sobre pasarelas elevadas dando lugar a un nuevo trazado superpuesto que se adapta con cierto organicismo a la planta preexistente y conduce la visita por las diferentes estancias. La subdivisión del espacio museístico continuo, mediante mallas de acero colgadas de la estructura, reconstruye tridimensionalmente los paramentos verticales originales, permitiendo distintos grados de transparencia y favoreciendo una doble lectura de los espacios que enriquece la experiencia del visitante: la particular de cada habitáculo y la general del museo. Mientras que la zona de servicios, la tienda, la cafetería, las salas de exposiciones y audiovisuales o los aseos, se concentran en espacios comprimidos que flanquean el volumen principal del museo sin obstaculizar el paseo. Y toda esta variedad compositiva se contiene lateralmente por un cerramiento, distinto de la cubierta, elevado sobre muros de hormigón y compuesto por una doble piel de chapa de acero perforada y policarbonato traslúcido, que oculta la estructura del perímetro, tamiza la luz natural y consigue desmaterializar la fachada hacia el espacio interior, aportando a la cubierta un conseguido efecto de ingravidez.

Pero todo este rico catálogo de sutilezas se omite al exterior, donde los gestos son más arbitrarios y el edificio se muestra macizo e impermeable frente al paisaje, ocultando su valioso contenido. La intención aquí no es tan clara y el edificio se posa con sobriedad y cierta dificultad.

ángela García de Paredes (Madrid, 1958) e Ignacio García Pedrosa (Madrid, 1957) fundan su estudio de arquitectura en 1990 y han participado en múltiples concursos que les han permitido construir por toda la península. En Madrid llevan su firma el Auditorio Nacional o el Teatro Valle Inclán. Son autores también del Museo Arqueológico de Almería (2004).