Image: Elogio a la juventud

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Arquitectura

Elogio a la juventud

El Museo de Semana Santa de Hellín

1 julio, 2011 02:00

El Museo de Semana Santa de Hellín

El Museo de la Semana Santa de Hellín, en Albacete, es la última obra construida de Mario Sanjuán e Ibán Carpintero, dos arquitectos jóvenes, término que se emplea en arquitectura si aún no se han cumplido los 40 años. Así pues, podríamos decir que estos arquitectos se encuentran en un momento de juventud "madura". Y esta apreciación no se basa sólo en que rozan los cuarenta, sino que analizando su trayectoria que cuenta, en apenas 10 años, con numerosos premios en concursos públicos y varias obras ya construidas, se confirma con su experiencia. Entre sus proyectos y obras destacan varios centros de salud (como el construido en Moralzarzal, en la sierra de Guadarrama, Madrid), viviendas (las realizadas en Guadalajara) y la Biblioteca de Santa Eugenia, en el distrito de Vallecas en Madrid. Han formado también parte de los premios internacionales EUROPAN, y han sido seleccionados en múltiples catálogos y exposiciones, como la X Bienal de Arquitectura Española 2009.

El Museo llega pues en un momento en que la mirada despierta de estos arquitectos se apoya en un trabajo intenso, constante y riguroso, siendo capaces de sacar el mejor partido a una intervención en un recinto histórico, gracias a su experiencia constructiva, su sensibilidad y buen hacer. De este modo, una fachada aislada y olvidada del siglo XVIII de la Casa del Conde se integra en la obra nueva con la misma naturalidad con la que pertenece al espacio urbano, o los nuevos materiales introducidos (hormigón, vidrio u-glas) sirven para mediar el lenguaje de la arquitectura contemporánea y la ciudad histórica. Ya lo decía Mies van der Rohe: "un material sólo vale aquello que hacemos con él".

El espacio interior sorprende por la limpieza y calidad en su ejecución, materiales y acabados, aunque no menos cierto es que presenta alguna duda a la que me referiré al final de este párrafo, situación esta propia de un momento de transición hacia la madurez que estos arquitectos están experimentando. Como diría Enrique Jardiel Poncela, "¿no es acaso también la juventud un defecto que se corrige con el tiempo?". Este espacio principal del museo nos ofrece la sorpresa de introducir un recorrido zigzagueante y en desnivel en un espacio diáfano, rememorando en este gesto los recorridos por los espacios urbanos exteriores de manera que, podríamos decir, convierten el espacio interior en una prolongación del exterior y las imágenes expuestas podrán ser observadas desde varios puntos de vista. Quizás este aspecto tan centrado en la visión del objeto y el movimiento del espectador hacia el hubiera ganado intensidad si el contenedor, los límites del recinto, fuese un poco más neutro y calmado.

No creo que esta ya cerrada primavera de 2011 se recuerde por este nuevo edificio que estos arquitectos comprometidos acaban de finalizar con toda su ilusión y esfuerzo. Se recordará que unos jóvenes se plantaron en la madrileña Puerta del Sol. Aunque todos, unos y otros en cada disciplina luchan como pueden y como saben. Y en su madurez todos recordaran, como canta Sabina "…cuando era más joven la vida era dura, distinta y feliz".