Image: Olafur Eliasson

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Arte internacional

Olafur Eliasson

13 noviembre, 2003 01:00

Tate Modern. Londres. UK. Hasta el 21 de marzowww.tate.org.uk/modern

En el cuarto proyecto patrocinado por Unilever, el artista danés introduce un gran sol en la sala de las Turbinas.

Olafur Eliasson ha llegado ya al Olimpo del arte contemporáneo. No hay en el mundo un centro tan deseado como la Tate Modern y su sala de las Turbinas. Es el gran desafío, la gran ambición de todo artista. Tras los excelentes proyectos de Louis Burgoise, Juan Muñoz y Anish Kapoor, es el turno del artista danés y no parece haber desaprovechado la ocasión. Eliasson ya había conseguido logros de relevancia dentro del circuito artístico con exposiciones en centros de prstigio como el MOMA, el Palacio de Cristal del Reina Sofía o el Pabellón de su país en la Bienal de Venecia recién clausurada con obra gira en torno a los sistemas de percepción relacionadas con la naturaleza. Ha introducido sus habituales "fenómenos naturales" en el interior de los centros en los que ha expuesto. Sin ir más lejos, introdujo una cascada en su intervención del Palacio de Cristal la primavera pasada. En otras exposiciones ha creado nubes por medio de vapor o incluso tormentas dentro del espacio expositivo. Los elementos de Eliason son efímeros, elementales y su intención es dirigirlos hacia un ámbito estético. A pesar de moverse en el marco de los elementos, la obra de Eliasson admite también propuestas de orden tecnológico.

El proyecto de Unilever Series, es, de nuevo, una obra de calibre descomunal, una pieza mastodóntica, de grandísimo vuelo. Por medio de un número ingente de pequeñas lámparas, el danés ha creado una gran estructura circular a la manera de un gran sol que ocupa todo el muro del fondo de la Sala de la Turbinas inundando la totalidad del espacio con su luz anaranjada. Es un gran sol crepuscular cuya luz se cuela hasta por los lugares más recónditos. Eliasson ha añadido una inyección periódica de humo que genera una suerte de neblina que intensifica la atmósfera trasladándola al ámbito de la irrealidad. En el techo el artista ha colocado una gran estructura de espejo que cubre la totalidad del espacio superior (estamos hablando de un espacio de aproximadamente 250 metros de longitud). De esta forma, Eliasson duplica un espacio que ya de por sí es inabarcable con la mirada.

El proyecto, titulado "The Weather Project", gira en torno a la tradicional percepción británica del tiempo. Según Eliasson el tema del tiempo es la conversación más frecuente que tienen los ingleses. Al hilo del proyecto se ha realizado un intenso estudio sociológico sobre este tema y los expertos en marketing han cubierto la ciudad de carteles publicitarios que ahondan en la idea del proyecto.

Sin embargo, tratándose de un proyecto de esta magnitud, la cuestión del tiempo se antoja conpletamente lateral. Es una cuestión menor si la comparamos con la idea general del proyecto. La percepción de un elemento como el sol es bien distinta en lugares como Inglaterra y, por ejemplo, en España. Los ingleses anhelan el sol de tal manera que cuando llega sí que es cierto que determina las conversaciones pero no creo que la intención de Eliasson sea llamar la atención sobre eso. Más bien creo que Eliasson nos trata de remitir a una suerte de Romanticismo, a la idea de sublime, al paisaje, a la situación ínfima del hombre con respecto a la naturaleza. En Inglaterra conocen el Romanticismo. En este sentido creo Eliasson nos trata de situar en el plano de la contemplación extática. Al entrar en la Tate uno se encuentra inmediatamente con un espacio abismal, imperceptible a primera vista. El visitante tardará en entrar en razón, en comprender la inmensidad del espacio. Muchas veces se encontrarán a la gente tumbada como tomando el sol pero, en realidad, Eliassón, lejos de ello, quiere entablar un diálogo con Turner, enfrentarnos a la grandeza de la naturaleza y palpar nuestra condición no ya minúscula sino también efímera, a todas luces perecedera