Gerhard Richter: 'Abstract Painting', 1977

Gerhard Richter: 'Abstract Painting', 1977

Arte internacional

El archivo fotográfico de Gerhard Richter

Una exposición en la Whitechapel de Londres traza una mirada a las grandes obras de Richter a través de las fotografías que las inspiraron

11 diciembre, 2003 01:00

Atlas

Whitechapel Art Gallery

Londres. Hasta el 14 de marzo

Es realmente un conjunto tremendo de fotografías el que ahora se expone en la Whitechapel, al este de la ciudad de Londres. Agrupadas en temáticas diversas, individualmente o en conjunto, estas imágenes forman un archivo fotográfico que se conforma como un "work in progress" de más de cuarenta años. Es tan variado y tan descomunal que nos causaría gran perplejidad pero una vez sabido quien es su autor y a quien pertenecen, la sensación es distinta. No sorprende que este archivo sea de Gerhard Richter, probablemente el pintor vivo más relevante en la actualidad. No sorprende porque la mirada de Richter es obsesiva, se detiene ante todo por insignificante que parezca, todo le es útil. En 1962 el pintor afirmaba que sintió un gran alivio al empezar a utilizar la fotografía como fuente pues de esa forma no necesitaría estar buscando siempre un motivo. Justo un año antes había cruzado la frontera, abandonando su Alemania socialista natal para asentarse en Dusseldorf donde asistiría a las clases de la prestigiosa Kunstakademie y donde conocería a personalidades de la talla de Blinky Palermo o Sigmar Polke. Hablamos de principios de los sesenta cuando el Realismo Socialista y el Expresionismo Abstracto parecen colmar las aspiraciones de todo artista. Richter siente una profunda liberación en el campo de la fotografía pues en ella consigue evadirse de las tensiones de estas corrientes.

Al mirar todo este conjunto ingente de imágenes comprendemos la versatilidad de la pintura de Richter. Se entiende que se pueda pasar con tanta facilidad por tantos géneros. Desde los comienzos de su carrera ha pintado retratos, obras abstractas de materia rotunda o de diluidos y barridos evanescentes. Ha pintado paisajes, como los de principios de los setenta, tan fotográficos, tan devaídos. Hace tan solo unos meses comentábamos en este sitio la exposición de Richter en el Guggenheim de Berlín. Se trataba de ocho paneles grises en los que el espectador podía reflejarse así como el paisaje que se divisaba detrás de él. Richter aludía así a cuestiones representacionales desde la imagen negada. Tradicionalmente ha utilizado la fotografía para paliar la incesante pregunta de todo pintor: el motivo a pintar.

Atlas está compuesta por alrededor de 5.000 imágenes de los más variados registros. Desde imágenes de la guerra, de ganadores y vencidos, de muertos, heridos y felizmente intactos; fotografías de trenes, coches, motos y bicicletas; retratos de su familia, de su entorno más próximo, de las familias de ese y de aquel; de las ciudades y los pueblos de Almenia y de las ciudades y pueblos extranjeros. Hay imágenes de todo, hasta de fragmentos de sus propios cuadros. Da la impresión que este conjunto podría continuar infinitamente, como su pintura, saltando de género en género, del paisaje natural imperceptible al paisaje urbano de derroches matéricos excepcionales, de la escena doméstica a la abstracción más radical.