Joseph Beuys
Arte en el mundo
10 febrero, 2005 01:00Por extraño que parezca, esta es la primera revisión del trabajo del alemán Joseph Beuys en el Reino Unido. La han organizado la Tate Modern y The Menil Collection.
Joseph Beuys es, junto a Marcel Duchamp, con quien discrepó en más de un aspecto, el artista que más hondo ha calado en el devenir de la creación artística del siglo XX. Nacido en Krefeld en 1921, fue llamado a filas con diecisiete años y participó en la Segunda Guerra Mundial a partir de 1941. Herido en un accidente aéreo, fue rescatado y curado por un grupo de tártaros nómadas que le aplicaron ungöentos en forma de grasas y le dieron abrigo cubriendo su cuerpo con fieltro. Todo lector puede intuir lo que este trance supondría para Beuys. Cuatro años más tarde, en 1947, ingresaría en la Kunstakademie de Dusseldorf y comenzaría a producir en una línea de marcada espiritualidad y rigor religioso. Beuys pensaba que el hombre debía sufrir como lo hizo Jesucristo para alcanzar pleno conocimiento del yo pero la intensidad de sus creencias le llevaría a una profunda crisis que le mantendría parado una buena temporada. Fue a finales de los cincuenta cuando comienza a gestarse la trama definitiva de Joseph Beuys. Su rotunda presencia y su gran originalidad pronto le otorgaron fama internacional en los años sesenta pero su influencia no deja de sentirse hoy.La exposición que propone la Tate Modern apunta hacia tres de los principales cuerpos de trabajo del artista, estadios más bien culminantes de su carrera: las performances, los entornos escultóricos y las vitrinas, en las que reunía pequeñas esculturas en diversos grupos temáticos. Se abre el telón con work in progress, Fond VII/2, que comienza en el 67 y que muestra la preponderancia del material, con pilas de fieltro coronadas por placas de bronce. Se ha dicho repetidamente que esta obra funciona como una respuesta al minimalismo norteamericano. No obstante, la creación de Beuys se aleja claramente de la radicalidad indiferente y abstracta del minimalismo para orientar su trabajo hacia una esfera más comprometida con lo social, pero sin abandonar de modo alguno su reflexión en torno al material. El cobre, por ejemplo, tiene la facultad de conducir la energía, algo fundamental en la obra del artista. En salas sucesivas se pueden ver obras legendarias como las que nacen de su espíritu didáctico, y que se materializaría en pizarras de las que hay un buen conjunto en la muestra. La enseñanza pronto se erigió en uno de los elementos esenciales de trabajo. Sus conferencias estaban quizá más cerca de las acciones y performances que de la práctica académica tradicional. Sus pizarras fueron sistemáticamente cubiertas de diagramas, signos e iconos que han de considerarse como obras de are en toda su autonomía y singularidad. Muchas de las pizarras que se exhiben en la Tate Modern forman parte de las conferencias del artista en la Tate Gallery en 1972. La crítica de arte Carolina Tisdall las ha descrito como una "mezcla de arte, política, carisma personal, paradoja y propuesta utópica". En este sentido, es fundamental el recuerdo de su pieza I Like America and America Likes Me, de 1974 en la que Beuys trata de introducir a una liebre en el conocimiento del arte contemporáneo.
Las referencias autobiográficas son constantes en la obra de Joseph Beuys. En una de las salas de la Tate se podrá ver la pieza The Pack, realizada en 1969, que constituye una inequívoca rememoración del accidente de Crimen. Una furgoneta VW arrastra una serie de "kits" de supervivencia. En su interior, fieltro, grasas animales, materiales, en definitiva, de una fuerte carga metafórica.