Image: Dan Flavin: a retrospective

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Arte internacional

Dan Flavin: a retrospective

Arte en el mundo

7 julio, 2005 02:00

MCA. Chicago.EE.UU. Hasta el 30 de octubre

Gran retrospectiva del artista norteamericano Dan Flavin, uno de los padres del minimalismo.

Aquí, en el Museum of Contemporary Art de Chicago, finaliza la gran itinerancia de esta gran exposición retrospectiva de Dan Flavin que, organizada por el Dia Center for the Arts de Nueva York, la ha llevado al Modern Art Museum de Forth Worth, en Tejas, y a la National Gallery of Art de Washington. Es posible, además, que la muestra viaje a algún gran museo europeo. Compuesta por cuarenta y seis objetos e instalaciones y más de 100 dibujos y bocetos, la exposición es la más grande jamás montada en torno al trabajo de uno de los creadores más influyentes del siglo XX, el artista que dijo: "simbolizar está menguando, volviéndose insignificante". Contará con obras realizadas a principios de los años sesenta, sus famosos "iconos", así como uno de sus trabajos más aclamados, el "monumento" a Vladimir Tatlin. Realizado en 1964, representa ya un clarísimo catálogo de intenciones de la dialéctica minimalista. Una serie de tubos de fluorescentes ensamblados que el artista ni había construido ni alterado de manera alguna. Simplemente se disponían en una sencilla estructura y se significaban por sí mismos como meros objetos resplandecientes.

Flavin, como muchos de sus compañeros, se formó en el campo de la pintura (paradójicamente la del expresionismo abstracto) aunque luego, también, pasó a interesarse por la construcción de objetos tridimensionales. Con la utilización de la luz eléctrica como medio, Flavio estaba satisfaciendo un deseo de innovación y de subversión de los postulados tradicionales de pintura y escultura. Estos tubos tenían tamaños y colores estandarizados, algo que resultó esencial para los argumentos conceptuales del artista. Al contrario que lo expresionistas, Flavin debía partir de una base preestablecida siguiendo unos parámetros concretos a partir de unos tamaños y unos colores que le eran dados, que no eran elegidos por él. Hay que tener muy en cuenta la diferencia que media entre el neón y el tubo de luz fluorescente. El primero se puede hacer a medida, al gusto de cada uno y el tubo de luz fluorescente tiene un tamaño estándar. Además, el neón tiene unas connotaciones muy distintas. Piensen en los neones de Jenny Holzer, que más que llamar la atención del viandante, la absorben con sus fogonazos. El neón sirve para eso, para llamar la atención mientras la luz fluorescente puede fácilmente pasar desapercibida. Desde muy pronto, pues, se pueden observar las diferencias en el carácter del material si enfrentamos las leyendas en neón de Bruce Nauman con las estructuras modulares de luz fluorescente de Dan Flavin.

Dan Flavin utilizó este medio toda su vida con la voluntad de desmarcarse, como he dicho antes, de la apreciación generalizada del arte en torno a la pintura y la escultura. Pero esto no quiere decir que huyera radicalmente de ellas. El artista se dedicó a plantear guiños constantes a la historia del arte y a las leyes fundamentales que han regido a la pintura y a la escultura. Uno de sus primero trabajos, presente en la exposición, es la referencia a la columna infinita de Brancusi, que pudo ver en la colección del MoMA, con sus alusiones al espacio escultórico. Otros, también tempranos y presentes en la exposición, son sus interpretaciones del plano pictórico a través de estructuras rectangulares diseñadas con tubos de luz de colores primarios. No faltan, tampoco, ejemplos de sus permanentes diálogos con la arquitectura, como se puede observar en las imágenes que aquí reproducimos.