Arte internacional

Miroslaw Balka

Arte en el mundo

11 mayo, 2006 02:00

KunstSammlung Nordhrein-Westfalia. Alemania. Hasta el 20 de agosto. www.kunstsammlung.de

Miroslaw Balka es uno de los artistas polacos más conocidos fuera de su país. La prestigiosa KunstSammlung Nordhrein-Westfalia le dedica una muestra con más de una sorpresa.

Porque Miroslaw Balka presenta exclusivamente obras en formato vídeo en esta exposición alemana. Balka, que trabaja con la galerista española Juan de Aizpuru -expuso en su espacio madrileño en la primavera de 2004-, trabaja habitualmente con elementos cotidianos de aspecto si no precario, sí decididamente básico. Sus formas podrían remitir a un cierto minimalismo pero no debemos entenderlas en un contexto reduccionista pues hay un alto grado de emoción y drama en su trabajo. Las obras de este artista polaco son como esos espacios oscuros en los que no ves nada hasta que se tus ojos se adaptan a la oscuridad. Son gestos sutiles, casi inapreciables, que suelen encontrarse en el campo de la escultura y la instalación.

Con motivo de la citada exposición de Juana de Aizpuru, el crítico Guillermo Solana comentaba la paradoja de que el padre de Balka fuera maestro escultor de esculturas conmemorativas. Si bien la escultura de carácter conmemorativo sufrió fuertes ataques a lo largo de todo el siglo XX, Balka, a su manera, ha erigido monumentos diversos a los muertos. Su obra es un constante alusión a la memoria, individual y colectiva, al ser humano, a la dimensión antropomórfica del mundo. Pero siempre desde el silencio y la ausencia. Desde el soplo sutil, desde la penumbra. Balka insiste en la paradoja, en el efecto sorpresa y en el significado oculto. Porque en muchos casos, el drama se esconde tras la apariencia bella e hipnótica de las imágenes.

Balka comenzó a trabajar con vídeo hacia 1998. Entonces, y como no podía ser de otra forma, realizaba montajes precarios, casi sin preparación y con montajes y postproducción de muy bajo coste. Por eso describe su trabajo, no sin ironía, como "documental" pues sólo graba cosas con las que se topa en la calle, metrajes "puros" que no se tocan posteriormente. Por ejemplo, Blue Gas Eyes, un vídeo de tres minutos y medio de duración que muestra la circunferencia formada por la llama del gas en una cocina tradicional. La imagen es hipnótica, de una delicada belleza con su movimiento sutil. Pero por encima sobrevuelan las terribles connotaciones históricas que tiene el gas, y la "pérdida de la inocencia" de su significado en el curso del siglo XX.

Estas siete piezas en la exposición no son mera proyecciones. La condición eminentemente escultural del trabajo de Balka le empuja a introducir elementos recurrentes en su obra como por ejemplo la sal. En una de sus obras, The Third Eye, la imagen está proyectada sobre un montón de sal. La sal es importante para Balka. La ha utilizado en numerosas ocasiones para aludir a la memoria del cuerpo pues remite al secado de las lágrimas o el sudor.

La exposición se titula Lichtzwang, tomado de un poema de Paul Celan, y alude al hecho de que no todo es iluminado por la luz y que la luz, el alumbramiento, no es el único vehículo para el esclarecimiento y el entendimiento pleno de las cosas. También en la oscuridad pueden clarificarse mejor ciertas situaciones complejas.