Arte internacional

Kader Attia

Magasin, Grenoble. Francia. Hasta el 7 de enero de 2007www.magasin-cnac.org

26 octubre, 2006 02:00

Vista de la instalación Tsunami

Kader Attia , uno de los artistas más interesantes de la nueva generación de jóvenes franceses, ha montado un tsunami en Grenoble.

Kader Attia nació en 1970 en el suburbio parisién de Dugny. Sus padres son de origen argelino y él mismo tiene una relación muy estrecha tanto con Argelia en particular como con áfrica en general. Attia siempre cuenta que cuando tiene algo de tiempo después de intensas temporadas de trabajo siempre se escapa a áfrica, al Congo, a descansar. Este proyecto de Grenoble nace precisamente de experiencias vividas en Lubumbashi. Kader Attia habla del desplazamiento cultural, de la situación de los inmigrantes en París, de la represión y la discriminación, y de la necesidad imperiosa de diferenciarse del "otro". Su trabajo se apoya en un uso muy variado de medios y lenguajes pero es sobre todo conocido por sus grandes instalaciones, de contenido provocador, como la realizada en la última Bienal de Lyon, Flying Rats, en la que 150 palomas devoraban a 45 muñecos hechos de espuma y grano durante el transcurso de la muestra.

Uno de los primeros trabajos de Attia, La piste d'aterrissage, de 1997-1999, ya tocaba temas relacionados con el papel del inmigrante en París. La "pista de aterrizaje" era cómo se llamaba el lugar donde trabajan los transexuales de origen argelino en París. A través de un carrusel de diapositivas, Atitia trazaba una narración quebrada de la vida de estos argelinos que previamente ya habían pasado por horribles experiencias en su país al haber sido perseguidos y amenazados de muerte. Este trabajo se mostró en la Bienal de Venecia de 2003 y fue muy aplaudido.

Este último trabajo de Kader Attia, Tsunami, es una gran instalación realizada específicamente para este centro de Grenoble. Para ella se ha basado en la experiencia de sus estancias en la ciudad congoleña de Lubumbashi. Ahí, muchas de las casas de los poblados no están cubiertas por troncos y ramas de árboles sino por planchas de hierro ondulado. Estas planchas propician altísimas temperaturas dentro de las cabañas. A Kader Attia le resultaba incongruente que se utilizaran esas planchas con las ya de por sí infernales temperaturas del lugar. Además era curioso que esas planchas recordaran la frescura del movimiento de las olas del mar. El artista decidió magnificar la escala de esas ondulaciones para crear una suerte de ola gigantesca, hecha también de ese mismo material que ocupa aquí la totalidad de una de las salas (las otras salas están ocupadas por el artista Jonathan Messe). Las connotaciones trágicas son evidentes y justificadas. El artista habla aquí de los desastres naturales como la consecuencia de infructuosas políticas medioambientales. Puede funcionar como homenaje a las víctimas del tsunami de 2004 paro también a todos aquellos que por políticas capitalistas erróneas sufren los rigores del cambio climático.

En Tsunami, como en muchas otras de Kader Attia, la sensación de precipitarse hacia el desastre flota en el ambiente. Esta pieza nace fruto de las tensiones propias de nuestro mundo y que Attia encarna en su propia biografía: las raíces argelinas en el contexto del cosumismo neoliberal de occidente. Y todo desde el humor y la ansiedad, la fantasía y el sueño.