Stan Douglas
Stan Douglas, artista canadiense de gran prestigio internacional, presenta su último trabajo en Viena, un film ambientado en el siglo XIX.
El trabajo de Stan Douglas juega con nuestra fascinación por las imágenes proyectadas. La obra de este interesantísimo artista de Vancouver se desarrolla en los ámbitos de la fotografía, el vídeo y el cine. En España hemos tenido ocasión de ver su trabajo en la galería Helga de Alvear y en una estupenda exposición que tuvo lugar en el marco de PHotoEspaña centrada en su serie de fotografías sobre Detroit. ésta de la Secession vienesa es su última película, Klattsassin. Ambientada en el siglo XIX en los bosques de las Cariboo Mountains de Canadá, la trama arranca inmediatamente después de las hostilidades entre los nativos de la zona y los invasores. Se trataba de una zona de gran riqueza por sus emergentes minas de oro, algo que atrajo a mucha gente al lugar.Stan Douglas se ha asomado a la ventana de Akira Kurosawa y de su pieza "Rashomon", de 1950, famosa por la representación e interpretación de un asesinato desde múltiples y contradictorios prismas. Hay un tipo de narración envolvente que caracteriza buena parte del trabajo de Douglas. Apasionado de Beckett, el canadiense es siempre proclive a plantear narraciones que no llevan a ninguna parte y que quedan suspendidas en el aire. De este modo, el espectador nunca tiene certeza absoluta de qué es lo que ha ocurrido. El artista propone rupturas del curso del tiempo, cambios de perspectivas o flashbacks. El tema central del film es la imposibilidad de encontrar la verdad absoluta, la escasa credibilidad de los testigos, la falta de objetividad de las imágenes, el lenguaje, la música como elementos constructores de la experiencia y la identidad.
Además de la película, que dura 73 minutos, se puede ver una serie de fotografías que guardan una estrecha relación con Klatsassin. La primera serie muestra paisajes desiertos e inhabitados e imágenes de interiores en British Columbia. Estas fotografías, que en ocasiones toman la apariencia de una pantalla de cine, no muestran vistas generales del paisaje canadiense sino que describen lugares específicos que se pueden encontrar en el mapa. La segunda serie está compuesta de retratos de los personajes que integran la película. Son retratos en blanco y negro sobre un fondo neutro. La imagen es fina y pulcra pero a pesar de esta claridad y de la nitidez y aparente objetividad del retratado, nos sigue embargando la duda, ese no saber nunca de quién se trata, cuál es su papel en toda esta historia de ambigöedad y misterio. La obra de Douglas continúa transitando el camino de siempre, la aparente nitidez, la soberbia precisión con que materializa sus propuestas, nunca exentas de cierta complejidad formal.