Monica Bonvicini es una de las artistas italianas más importantes de su generación. Su último proyecto se puede ver en la Bonniers Konsthall de Estocolmo.

Este espacio está en el centro de la capital sueca y se ha convertido en uno de los referentes para los jóvenes artista suecos. Es un centro con una sugerente programación expositiva, con seminarios, publicaciones y talleres para artistas. Sus raíces están en la Fundación Maria Bonnier Dahlin, fundada en 1985 por Jeannette Bonnier al abrigo del grupo Bonnier, uno de los grandes grupos de comunicación de Escandinavia, con periódicos, revistas, editoriales, productoras y canales de televisión. La familia Bonnier ha sido una de las grandes mecenas del arte en Suecia desde hace dos siglos y la creación de este centro es sin duda la continuación de esta labor.

Desde 2005, la directora de la Bonniers Konsthall es Sara Arrhenius, crítica y comisaria de exposiciones que estuvo al frente de IASPIS, el programa de estudios de artistas sueco, entre 2001 y 2004. En su exposición inaugural, hace ahora un año, se presentaron los trabajos de 50 artistas jóvenes suecos en una clarísima declaración de intenciones. Ahora se presenta el trabajo de Monica Bonvicini.

Bonvicini es una artista italiana residente en Berlín cuyo trabajo se ha visto en exposiciones individuales de centros prestigiosos como el Palais de Tokio, la Secesión vienesa o Kunstwerke de Berlín. Ha sido incluida en las bienales más potentes de los últimos años y en 2005 recibió el Nationalgalerie Prize for Young Art, uno de los premios más prestigiosos de Europa. Trabaja con las galerías Emi Fontana de Milán y West of Rome Inc, de Los ángeles.

Su obra abunda en el espacio y la arquitectura y en la experiencia que de ellos dimanan. A menudo interviene el espacio institucional para cuestionar nuestra percepción no sólo del espacio expositivo sino también de la propia historia del arte en un sentido más amplio. En su obra se puede ver el uso constante de materiales diversos como el metal o el cristal, que ella redefine para especular sobre su funcionalidad, su historia y el modo en que incide en la percepción del espectador.

La exposición ofrece muchos de los trabajos que han hecho de Bonvicini una de las artistas más relevantes en el panorama internacional desde los años 90. Su obra "Plastered", posiblemente una de las más conocidas, cubre una buena parte del espacio de la Konsthall: un suelo de yeso y poliestireno que se va deteriorando a medida que el espectador camina sobre él. Otra de las piezas es "What does your wife think of your rouge and dry hands"? ("¿Qué opina tu mujer de tus manos ásperas y resecas?"), un proyecto en curso en el que la artista entrega cuestionarios a obreros de todo el mundo con preguntas tipo "¿Qué es tan atractivo de los obreros?". A través de las opiniones de los obreros, Bonvicini construye un relato de cómo la arquitectura y la construcción están conectadas con la sexualidad y el poder. También se podrán ver obras más recientes como la monumental "Not For You".