Hotel du Rhone. 100 X 100 cm; olio su stampa. Su tela. 2005

Como en pasadas ediciones, la veneciana Fundación Bevilacqua La Masa organiza una gran exposición paralela a la Bienal. Este año es el turno del inglés Richard Hamilton.

Richard Hamilton es uno de los grandes artistas vivos. Padre del Pop en su versión inglesa, su trabajo ha experimentado, como es lógico, varios cambios de registro desde su irrupción a finales de los cincuenta pero si algo permanece, y esto es lo más esclarecedor de esta muestra, es su investigación sobre la imagen, sea desde métodos tradicionales o sirviéndose de las nuevas tecnologías. La exposición que ahora le dedica la Fundación Bevilacqua La Masa ocupa la totalidad del Palazzotto Tito de la ciudad veneciana. A la entrada, nos recibe una serie de retratos de amigos del artista como Derek Jarman o Dieter Roth y junto a ellos se puede ver alguna pieza de mobiliario. Hamilton ha intervenido el lugar, no sólo colgando obras aquí y allá sino introduciendo muebles y objetos diseñados por él mismo. En una de estas piezas de mobiliario son visibles las alusiones a lo doméstico, pero es también visible el interés del artista por la construcción de las imágenes, las líneas horizontales, los puntos de fuga…de estas obras recientes se desprende un tipo de especulación obsesiva en torno al problema de la estructuración espacial. Hamilton, siempre interesado por los diferentes modelos de impresión digital, solapa e integra en una misma imagen diferentes elementos fotográficos que luego traslada a lienzos. Siguiendo este procedimiento, Hamilton ha creado un profundo diálogo con diferentes hitos de las historia del arte, desde piezas renacentistas hasta El Gran Vidrio de su admirado Marcel Duchamp.

Si esta ha sido una constante en su trabajo, muchos de los trabajos que aquí se muestran revelan una deriva más intimista en la obra de los últimos años. Hamilton ha sido uno de los adalides del Pop, y por consiguiente, intérprete de la iconografía popular, pero su obra hoy revela un interés por distancias más cortas. La serie The Angels, como las llama el artista, son piezas dedicadas a la gente que conoce, a los lugares que frecuenta y a la calidez de algunas situaciones. Muchas de estas obras nos hablan de las habitaciones de su propia casa. Richard Hamilton ha venido trabajando en largas series. Uno de los cuerpos de trabajo centrales en la muestra son los trabajos realizados en torno a The Passage of the Bride, en la que lleva trabajando más de 10 años añadiendo poco a poco detalles y matices. Es un work-in-progress que se nos presenta en fragmentos diversos del espacio, un pasillo, una ventana que se abre a un gran jardín. La presencia de la mujer también es frecuente, representada como un personaje aislado del espacio, y que se encuentra en escenarios de distinta índole en función de la reestructuración del espacio que plantee el artista. Este juego de miradas cruzadas, tan presente siempre en su trabajo, revela como se condensa la percepción de la vida real y la del arte a través de la relación entre el hombre y los objetos que le rodean.