Image: Roman Signer

Image: Roman Signer

Arte internacional

Roman Signer

The Fruitmarket Gallery, Edimburgo. Hasta el 27 de enero de 2008

22 noviembre, 2007 01:00

Roman Signer: Sand Installation. 2007

www.fruitmarket.co.uk

Roman Signer es uno de los artistas suizos más aplaudidos. Creador singular, expone sus trabajos en la Fruitmarket de Edimburgo.

Es curioso ver cómo un país como Suiza, con todos los clichés que han crecido en torno a sí, ha dado a la escena internacional tantos artistas trabajando con el sentido del humor como herramienta primera de trabajo.

Fischli & Weiss, Pippiloti Rist, Urs Fischer, Ugo Rondinone, Emmanuelle Antille, Sylvie Fleury o Roman Signer son artistas de diferentes generaciones que trabajan, en mayor o menor medida, con un tipo de imagen lúdica y Fresca, una creación desenfadada y cáustica, a menudo desde una apariencia ingenua. De los artistas mencionados, Roman Signer es el mayor pero su trabajo se mantiene igual de ácido. Nacido en Appenzell en 1938, Signer utiliza esculturas, instalaciones y películas con los que trabaja el objeto cotidiano de diversas y muchas veces inesperadas formas.

Esta exposición de la Fruitmarket Gallery de Edimburgo, cuyos trabajos han sido seleccionados por el propio artista, es la primera que Signer realiza en Escocia. Algunos de los trabajos aquí mostrados tienen relación con Installation, de 2006, una revisión de los filmes realizados por el artista desde 1975 hasta la actualidad. Muchas otras piezas reflejan el interés del artista por la asociación de objetos (brazaletes hinchables ligados a esquís, paraguas que impiden que un chorro de agua cale un maletín…). Son obras de arte, efectivamente, pero también son experimentos radicales. Signer sencillamente quiere comprobar el comportamiento de ciertos objetos cuando se sitúan en contextos inusuales. Se trata de ver cómo reaccionamos ante esas eventualidades y cómo éstas se suceden y extienden en el tiempo.

Muchas de estas obras rayan el absurdo. Recuerdan a veces al tono de las performances de Erwin Wurm. Pero su trabajo versa sobre cuestiones muy arraigadas en el imaginario de filósofos y científicos. Signer piensa en el hombre como ser racional, como conocedor del curso de la vida, que comprende los límites del cuerpo, el tiempo y el espacio. Y piensa en su lugar en el mundo, en la naturaleza que lo acoge, e investiga su comportamiento y sus ritmos ocultos.

Roman Signer crea obras con objetos cotidianos que ensambla utilizando aparatos pseudotecnológicos. Hay una sofisticación rara en todo su trabajo, con chismes y artilugios cuyo funcionamiento parece milagroso. En el trabajo más conocido de Fischli& Weiss, The way things go, con todas sus implicaciones filosóficas, se condensarían, también, muchas de las inquietudes de Signer. Una tecnología de andar por casa. Y en el caso de Signer lo es precisamente porque sigue viviendo en esa pequeña localidad suiza donde nació y recurre con frecuencia a sus familiares cercanos cuyos trabajos -uno de ellos es pirotécnico- le permiten acceder a materiales y técnicas inusuales.

Además, la iconografía de sus trabajos no es excesivamente ambiciosa. Habla de la naturaleza que le rodea, de los animales que en ella viven, y tienen en sus recuerdos infantiles buena parte de su fuentes.