Nairy Baghramian
Staatliche Kunsthalle Baden-Baden, Alemania. Hasta el 6 de julio de 2008.
19 junio, 2008 02:00Nairy Baghramian nació en Irán y vive y trabaja en Berlín. Su obra es una revisión del minimal sobre la que vierte connotaciones políticas. Participó en la Bienal de Berlín y ahora el museo municipal de Baden-Baden le dedica una individual.
Nairy Baghramian (Isfahan, 1971) fue una de las artistas destacadas en la Bienal de Berlín que acaba de finalizar. Su trabajo estaba incluido en la sección diurna y podía verse en la Neue Nationalgalerie, el edificio de Mies Van der Rohe, una de las sedes de la Bienal. Era, sin duda, lo mejor de la Bienal, un excelente montaje con trabajos que entraban en diálogo con Mies y con otras figuras de la Modernidad. La pieza de Baghramian citaba a Mies al situarse a ambos lados del cristal. Eran dos formas primarias enfrentadas de modo simétrico pero separadas por unos centímetros y, sobre todo, por el cristal del edificio. La referencia al minimal era evidente pero la artista propuso un giro conceptual introduciendo alusiones a figuras de la vanguardia y de la era moderna como Janette Laverrière, diseñadora francesa activa durante buena parte del siglo XIX pero silenciada por su condición de mujer en un mundo eminentemente masculino.La artista iraní, que vive en Berlín, tiene en la crítica institucional y en el trabajo site- specific sus principales intereses artísticos. Se funde en su trabajo un interés por la forma y una voluntad de cuestionar desde el conceptual los mecanismos que rigen el mundo del arte. Analiza y arroja luz nueva sobre el lenguaje del minimal y en las salas se respira cierto aroma del pasado. Pero hay un gran contenido irónico en estas formas tan aparentemente anodinas. Significados políticos en torno a los sistemas sociales de poder flotan en el espacio junto a referencias históricas y literarias.
En esta exposición que le dedica la Staatliche Kunsthalle de Baden-Baden, ciudad del sur de Alemania, el espectador se introduce en una sala central iluminada en la que se encontrará con los "caminantes" (La exposición se titula "The Walker's day-off", que se traduce como "el día libre de los caminantes"), estructuras verticales que se dicen antropomorfas y que sugieren formas escultóricas típicas del modernismo y, al tiempo, formas humanas. Parece como si el espectador pudiera ser acompañado en su recorrido por estas figuras. En el resto de las salas el visitante se encontrará espacios vacíos que sólo aparecen "activados" en ciertas zonas. Y es que a Baghramian le gusta actuar en los umbrales, incitar al diálogo a la arquitectura que la acoge, despistar al espectador sugieriendo recorridos en falso a partir de la cuidada situación de las piezas. Muchas de éstas son grandes bloques negros que juegan con superficies de cristal y que entorpecen el paso como si de barreras se tratasen, dirigen la mirada hacia zonas muertas (algo que se acentúa en las dos grandes salas octogonales del centro) y se erigen en respuesta rotunda a la arquitectura neoclásica de la Kunsthalle. Caminando por las salas, el visitante se funde con las figuras, convirtiéndose en contenido por derecho propio.