Jeff Koons
MCA Chicago. Hasta el 21 de septiembre.
10 julio, 2008 02:00'Bourgeois Bust - Jeff and Ilona', 1991.
Uno de los grandes del arte norteamericano es objeto de una gran retrospectiva en el MCA Chicago, museo al que vuelve 20 años después.
Su obra es conocida por todos. ¿A quién no le llama la atención el "Puppy" del Guggenheim? ¿Y sus "Balloons"? Es un trabajo inmensamente atractivo en el sentido más certero de la palabra pues las superficies que consigue, muchas veces tras meses y meses de intenso trabajo en las diferentes factorías con las que trabaja en todo el mundo, tienen un acabado tan pulcro que es imposible sustraerse a él. En sus obras de la serie Celebration, que inicia a principios de los noventa y que aún hoy sigue realizando, puede estar meses trabajando (tiene un estudio en Chelsea en el que trabajan 90 personas) para conseguir esas superficies de espejo tan pulidas. Koons maneja materiales como el acero inoxidable que pule con fruición para que su reflejo les haga parecer materiales más dignos, como el oro o la plata. Así, Koons propone un material al alcance de todos y lo enaltece conceptualmente del mismo modo que toma objetos encontrados u objetos cotidianos y los eleva a la categoría de arte.
Ahora, veinte años después de aquella primera presentación del trabajo del artista de Pennsilvania, el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago vuelve a ofrecer al público una exposición más amplia que sitúa a Koons como uno de los grandes artistas de finales del XX y principios del XXI. El visitante podrá disfrutar de Hanging Heart, una de las piezas míticas de Koons, que versa sobre los grandes momentos de celebración en nuestras vidas, como los cumpleaños o las Navidades. Este es Koons en carne y hueso, decorativo al máximo, con una voluntad de perpetuar valores etéreos a través de imágenes ligeras y banales.
También estarán presentes, por supuesto, sus famosas obras en porcelana, que le dieron fama mundial a partir de los trabajos de Made in Heaven en los que posa con su mujer Cicciolina. Koons trabaja aquí temas como culpa y vergöenza en el contexto de la religión y la relación que con ésta guarda la imaginería del Renacimiento (Koons se sintió fuertemente atraido por la expulsión de Massaccio). En algunas piezas de la serie, Koons aparece realizando el acto sexual con Cicciolina, un acto íntimo que, trasladado al ámbito de las grandes audiencias, cobra gran fuerza conceptual en tanto que Koons y Staller lo describen como algo "celestial". La intangibilidad de la vergöenza y la culpa, unida a la fuerte presencia física de estas esculturas, enriquecen el trabajo.
No faltan tampoco los trabajos de la serie Pre-New y The New, también realizadas en la primera fase de su carrera, pieza que hablan sobre las ambiciones del pueblo americano, ambiciones que son, sin embargo, absolutamente materiales, objetos de consumo que remiten al Pop de Warhol y Lichtenstein pero también a los objetos encontrados de Marcel Duchamp. Trabajos más recientes (y más dudosos) como la serie de Hulk Elvis, que arranca en 2005 y sigue en marcha, son pinturas que demuestran cómo la producción pictórica de Koons no tiene nada que ver con la escultórica: la pintura de Koons deja mucho de desear y no tiene el alcance que pueden tener sus trabajos tridimensionales, más ácidos, incisivos e irónicos.