Exposiciones

Completo Jean Cocteau

30 mayo, 1999 02:00

Huerta de San Vicente. Casa Museo Federico García-Lorca. Parque Federico García Lorca, s/n. Granada. Hasta el 25 de julio

Tremendamente cercanos al ámbito creativo del gran Federico he encontardo los dibujos de Jean Cocteau. Quizá demasiado influido por los alientos del poeta que rezuman estas paredes -no podía ser de otro modo cuando se está inmerso en la espiritualidad de la Huerta de San Vicente, aquella casa de campo de la familia Lorca, hoy imbuida por el fragor urbano de una Granada no tan espiritual-, la obra del artista francés manifiesta muchas de las esencias que impulsaron los sentires artísticos del poeta de Fuentevaqueros. Las formas esquemáticas, los gestos expresivos, la representación mediatizada por signos y símbolos de sugerencias surrealistas unifican la trayectoria artística de dos personalidades con muchos episodios vitales especialmente cercanos.
La exposición granadina está compuesta por una serie de dibujos, fotografías, poemas y otros muchos documentos que constituyen parte del fondo del museo Jean Cocteau, actualmente en fase de creación en Milly-la-Fôret, la ciudad francesa donde el artista moría el 11 de octubre de 1963.
El especial y significativo mundo de un artista total, con una existencia donde se suceden, por igual, capítulos de sombras -la muerte de Raymond Radiguet, con quien compartió una parte importante de su vida y cuya muerte lo sumió en los profundos abismos de la adicción al opio- y luces donde la creatividad alcanzaría cotas sublimes, se hace presente en una muestra que ofrece muchos datos de su intensa vida de artista completo. Manuscritos de algunos pasajes de su obra teatral, los poemas dedicados al opio y a Raymond Radiguet; fotografías de escenas teatrales, de la preparación de montajes o de rodajes de películas y, sobre todo, la que Man Ray le hace junto a Tristan Tzara; así como una espléndida colección de dibujos, algunos mínimamente coloreados, en los que se ponen de manifiesto los apasionantes postulados creativos y existenciales del artista francés. Los hálitos de emoción suprema que encierran los espacios de la casa de Federico comparten la máxima espiritualidad con la esencial obra de otro artista que, al igual que el granadino, dejó constancia de una existencia llena de infinitos matices.