Gustavo Bejer
En ésta, su primera individual en Barcelona (la anterior fue en San Cugat del Vallés, en 1990), Bejer muestra una gama cromática basada en los tonos terrestres, como el ocre y un amplio abanico de marrones, que, en ocasiones, se mezclan con otros colores más fuertes, como en "Juancito caminador", en la que el amarillo acentúa, en parte, la fuerza de la imagen, de la figura humana deformada por la mano del artista. Hay también un cuadro en blanco y negro, "Infraganti", y una monotipia, "La esfinge", en la que los granates rodean -apresan- a una figura mitad animal, mitad humana. A pesar de que la temática no es común en ninguna obra, el sarcasmo unido a un cierto toque surreal hacen de hilo conductor de estas piezas. Características que también se dejan entrever en algunas de las caricaturas que, desde que llegó a España en 1987 y firmando como "Gusi", ha realizado para distintos diarios y revistas y que, semanalmente, muestra en estas mismas páginas y, con asiduidad, en LA RAZóN.