Galería Alfama. Serrano, 7. Madrid. Hasta el 18 de junio. De 40.000 a 950.000 pesetas
Dos jóvenes pintores, de los que cultivan arriates de pasión por el paisaje y la pintura del natural, se dan cita conjunta en la madrileña galería Alfama. El más veterano de la muestra, Jorge Pedraza (Gijón, 1962), es un pintor que recuerda a los de antes. Sus óleos, bien acabados, siguen sin ningún disimulo un impulso cezanniano que parece sentido en carne propia y que, en cualquier caso, resulta matizado por un mayor detalle en todas las figuras que representa. Mejores cuanto más recóndito es el lugar escogido por el artista, sus vistas de pueblos o de bosques llegan a recordar, en algunos casos, a un tópico primer cubismo. En Vicent Pelegero Agustí (Xàtiva, Valencia, 1971) hallamos una representación de efecto algo más realista a la vez que ensoñador. Los parajes, en sus cuadros, son la huerta de frutales, las playas y dunas, las ramblas, los brillantes ríos y también las flores, y la época está, como poco, cercana al estío. La misma luz que nos enseñó Sorolla calcina las arenas y los pedregales, proyectando sombras aplastadas. Dos ejemplos estos de pintura local de procedencia bien distinta y dos casos de pintor que aspira a que su obra sea mirada, como lo hace el perfeccionista jardinero con sus rosas.