Image: Andrés Laguna y su tiempo

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Exposiciones

Andrés Laguna y su tiempo

24 octubre, 1999 02:00

Torreón de Lozoya. Plaza de San Martín, 5. Segovia. Hasta el 6 de diciembre

El nombre de Andrés Laguna (1499-1559), que fue médico de papas y emperadores, botánico, lingöista, viajero, político, escritor y un humanista que dominaba una docena de idiomas, ha llegado hasta nuestros días protegido del olvido gracias a sus traducciones. En la medida en que el viento de la historia sopla hoy más fuerte desde la política que desde la erudición, tal vez con el tiempo se acabe imponiendo su perfil europeísta, ya que fue en una fecha tan temprana como 1543, en medio de un siglo ensangrentado, cuando pronunció en la Universidad de Colonia un discurso titulado ni más ni menos que "Europa que a sí misma se atormenta". Hoy por hoy, como señalaba, si se habla de Andrés Laguna suele ser para referirse a su memorable traducción al español, publicada en 1555, del original griego "Materia Medicinal", del que era autor Pedacio Dioscórides Anazarbeo, médico de los ejércitos de Nerón. El llamado comúnmente "Dioscórides" está compuesto por seis libros que tratan de los simples medicinales (vegetales, animales y diversas substancias) de los vinos y de los venenos. Un libro pues que llegó a ser la farmacia de la antigöedad, que gozaba de un prestigio inmenso y que Laguna no sólo tradujo, sino que completó con sus propias anotaciones y con los nombres en todas las lenguas peninsulares y varias de las europeas de más de seiscientas plantas. La primera edición contó además con 647 ilustraciones realizadas por Mathiolo, que son un prodigio de exactitud y belleza.

Es indudable que si Andrés Laguna, segoviano y cosmopolita, merece un homenaje que dé a conocer su figura, lo que resultaba un poco más difícil es que éste no se quedase en un monumento erudito y aburrido, o cuando menos ineficaz. En el caso que comento tengo la impresión de que gracias a la articulación del contenido, el montaje y la misma dimensión de la muestra, se ha conseguido una exposición al tiempo didáctica, rigurosa y entretenida. (Aunque alguién pensará que en exceso teatral). Hay libros y documentos, pero bien escogidos y bien presentados, lo que saca el mejor partido de cada uno de ellos. Hay también una serie de materiales para recrear los distintos ámbitos de la inquieta vida de Laguna: instrumentos quirúrgicos, la recreación de un laboratorio, hermosos artilugios de farmacia y una notable selección de obras que sirven para representar la vida artística de la Segovia de su época. Tablas de maestros locales, de italianos y de flamencos, grabados, esculturas y retablos, y un relieve atribuido a Isidro de Villoldo que representa un milagro tan estrafalario como revelador: un cojo de piel blanca al que por gracia divina logran implantar la pierna que acaban de cortar a un negro. Lo que no acaba de encontrar una justificación suficiente, a mi juicio, es la serie de grabados de Durero, que en realidad sirven para contextualizar todo y cualquier cosa que se quiera.

La Obra Social de la Caja de Segovia, que patrocina la sala y la dirección de la misma, han apostado fuerte en esta exposición, comisariada por Juan Manuel Santamaría. Se lo debían a la ciudad de Segovia, que aunque tiene una estatua del Doctor Laguna como peatón de una de sus plazas, pocos saben en realidad quién es.