Inmersa en el recuerdo del minimalismo, la escultura de Adrán Carra manifiesta una clara reducción de las formas. Nacido en Madrid en 1960, Carra demuestra, en las catorce obras que presenta en la galería Egam, la sutil pureza de un lenguaje en el que el tratamiento manual y el modelado reflejan una vocación decididamente artesanal. las formas blandas y ondulantes realizadas en piedra de Calatorao, el dinamismo del hierro fundido en sus formas circulares, que parecen a punto de deslizarse por las paredes, el mármol de Yugoslavia y las geometrías de tintes constructivistas en piedra de Travertino evidencian su trato familiar y su dominio de los materiales. Carra investiga las posibilidades de estos materiales y funde en ellos las diferentes disciplinas que le sirven de estímulo. Sus obras, morosamente concebidas, son visibles desde todos los ángulos de la sala, propiciando una ligera sensación de movimiento. Y es que la escultura de Adrian Carra se mueve lenta y suavemente ante nosotros.