El apocalipsis más revelador
The Apocalypse and the Shape of Things to Come.
26 diciembre, 1999 01:00El contenido de la exposición examina la extensa tradición pictórica con la que esta temática ha contribuido a lo largo de la historia del arte a partir del siglo XI y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, y que se ha plasmado principalmente en manuscritos ilustrados, libros, grabados y dibujos. La mayor parte de la obra expuesta en The Apocalypse and the Shape of Things to Come proviene de la colección del departamento de Grabados y Dibujos del Museo y de la Biblioteca Británica, que ha sido complementada con material prestado de otras colecciones del Reino Unido, del resto de Europa y colecciones de la Costa Oeste de américa.
Cuatro jinetes del Apocalipsis
El punto de partida de la exposición se remonta a los manuscritos medievales que marcan el inicio de la tradición pictórica alrededor de esta temática apocalíptica. De estos comienzos una de las obras más importantes son los grabados que aparecen en los comentarios del Beato de Liébana sobre el Apocalipsis, como el que se incluye en la muestra La destrucción de Babilonia con espectador realizado en 1175 en la ciudad de Burgos y que pertenece a la colección del Museo Británico. Mientras que estos manuscritos medievales instauraron una primera plataforma en esta imaginería, no cabe duda, tal y como señala la exposición, de que existe una obra en la particular que marcó e influyó para siempre el resto de esta tradición. Se trata de la serie de grabados de madera sobre el Apocalipsis que Alberto Durero llevó a cabo en 1498 entre los que destaca el famoso Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Como se puede observar a través de The Apocalypsis end the Shape of Things to Come, la resonancia e impacto de esta obra se manifestó mucho más allá de la tradición pictórica con uno de los ejemplos más significativos en la película homónima de 1921 dirigida por Rex Ingram, en la que Rodolfo Valentino aparece en un momento sosteniendo las revelaciones de San Juan con copias de lo manuscritos de Durero.
Los horrores de la guerra
La imaginería apocalíptica fue rápidamente adaptada como un vehículo para la propaganda y sátira, de manera que, a finales del siglo XVIII, dejó de lado su contenido religioso para ser secularizada por artistas como James Gillray, con sus Presagios del Milenio, y William Blake, con una serie de acuarelas que pintó entre 1805 y 1810 sobre el concepto del Apocalipsis y el Juicio Final, entre ellas destaca El número de la bestia 666, de 1805.
Contrariamente a lo que se podía pensar, el crecimiento de una secularización de la sociedad moderna no ha hecho disminuir el poder de la metáfora apocalíptica, tal y como explica Frances Carey: "A través del siglo XX este concepto ha servido como vehículo para visiones tanto de destrucción como de regeneración, de desesperación nihilista y fantasía futurista, en manos de múltiples escritores, artistas y directores de cine, de hecho en el séptimo arte se ha convertido en un factor decisivo en la transformación de la mencionada imaginería".
Pero quizá los dos eventos del siglo XX que contribuyeron en mayor medida a esta revisión del mito del Apocalipsis fueron los horrores de la Primera Gurra Mundial, cuando las esperanzas de toda una generación se reemplazaron por un sentido de destrucción en una escala de unas dimensiones que fueron mucho más allá de las expectativas formadas. Y, posteriormente, en la segunda Guerra Mundial, al tener que enfrentarse a la sensación de una repetición histórica tan inútil y vanal como destructora y, por qué no, apocalíptica.
En colaboración con el Museo Británico, el National Film Theatre de Londres también ha preparado una retrospectiva de películas que, a lo largo de la historia del cine, se han alimentado del mito del Apocalipsis. De entre la selección de filmes destacan El ángel exterminador, de Luis Buñuel, El planeta de los simios, de Franklin J. Schaffner, El séptimo sello, de Bergman, Brazil, de Terry Gillian, etcétera.