Cien años de arte en la Mancha
G. Prieto: Postismo nº 4, 1960-65
La muestra trata de revisar cómo los artistas de la modernidad han convertido las tierras castellano-manchegas en astunto de su práctica artística
La exposición se inicia con las sugestiones de un paseo sobre el tiempo de nuestra incorporación a la modernidad, entre la generación del 98 y el final de la guerra civil. Se ofrecen testimonios de la pervivencia de la tradición en artistas locales tan expresivos como Ricardo Arredondo y los fotógrafos Casiano Alguacil y Ortiz Echagöe, para concluir con el diálogo vanguardista mantenido por las obras de entreguerras -las mejores de ambos- de Benjamín Palencia y de Alberto Sánchez, pasando por los documentos fotográficos de la reunión de la Orden de Toledo -de artistas y alumnos de la Residencia de Estudiantes- bajo la convocatoria de Buñuel. Junto a piezas menudas de Regoyos y Sorolla, se exhibe una inédita y espléndida Vista de Toledo, de Zuloaga, y el óleo de Wifredo Lam La casa de la sirena, recordatorio de su residencia en Cuenca y aviso de que otros muchos maestros internacionales de las primeras vanguardias visitaron y residieron por estos pagos, como lo hicieron David Bomberg, Diego Rivera, Gottlieb, Picasso, Masson, Max Jacob, Lothe... La segunda parte trata de la relación arte-dictadura (1939-1975) y se desarrolla en torno a cuatro hitos: artistas manchegos neofigurativos relacionados con el Certamen de Pintura de Valdepeñas (Guijarro, úbeda, Donaire); realistas mágicos del círculo de Antonio López (uno de los espacios más bellos de la muestra); realistas de Estampa popular, con José Ortega a su cabeza; y maestros de las segundas vanguardias afectos al Museo de Arte Abstracto fundado por Zóbel en Cuenca en 1966. En fin, y como es lógico por su cronología no cerrada, la parte tercera de la exposición, dedicada a la postmodernidad (1975-2000) resulta ser el capítulo menos convincente. ¿Se puede aceptar al grupo Tolmo como postmodernidad?; ¿por qué valorar tanto la movida madrileña en una exposición sobre Castilla La Mancha, incluyendo a autores en absoluto "manchegos"?; ¿cómo no destacar proyectos y logros de la Facultad de Bellas Artes y del Museo Internacional de Electrografía de Cuenca? Son cuestiones en curso, temas candentes en los que el color local amplía su frontera hacia una apropiación de la postmodernidad que todavía parece pendiente.