Exposiciones

Plagios en la edición gráfica

Las falsificaciones de grabados alertan al mercado

3 enero, 2001 01:00

Busto de mujer con sombrero (1962) grabado en color de Picasso, cuyas litografías más sencillas han sido siempre las preferidas por los falsificadores

Más de un año de investigaciones, que aún no se han dado por terminadas, once detenidos y 3.000 obras requisadas, son, de momento, el resultado de una de las mayores operaciones policiales llevadas a cabo contra la falsificación de obra gráfica. EL CULTURAL ha querido tomar el pulso de este sector a través de los profesionales del grabado en España y analizar así los problemas y los riesgos a los que se enfrentan tanto los vendedores como los compradores

El sector de la obra gráfica ha salido estos días a la palestra de los medios debido a una negra noticia: la falsificación para la venta de ediciones de algunos de nuestros artistas más internacionales y de otros extranjeros. No es frecuente que salgan a la luz casos de este tipo, por lo que los profesionales de este campo se muestran sensiblemente afectados. Por otro lado, y como varios de los expertos consultados han manifestado a EL CULTURAL, no viene mal que se sepa que también aquí hay quien da gato por liebre y que los compradores deben tener los ojos bien abiertos y, sobre todo, no fiarse de las gangas. El bajo precio en un artista internacionalmente cotizado es motivo suficiente de alerta.

Además, el hecho de que la obra gráfica sea múltiple, no única, suscita ciertas sospecha para algunos coleccionistas que no saben, a ciencia cierta, qué ha sido de la plancha matriz o cuántos ejemplares se han reproducido de una obra concreta. éstas son las preguntas más frecuentes en un sector en el que lo más importante es la confianza que se tiene en el vendedor, galerista o editor.

Los más plagiados

Hay que tener en cuenta que los artistas más falsificados son siempre los más cotizados, y no sólo en la obra gráfica. Por eso, entre los artistas españoles preferidos por los falsificadores -de los que, por supuesto, hay obra incautada en esta "Operación artista", que así se llama este último trabajo policial- son Picasso, Miró, Tàpies y Chillida. Entre los extranjeros, Warhol, Chagall o Lichtenstein figuran entre los más plagiados. El de Dalí es un caso distinto, ya que, además de las falsificaciones al uso, hay obras firmadas por él pero de las que se duda de su autenticidad.

Y de todos ellos lo más sencillo de falsificar son las litografías y las serigrafías, realizadas en planchas de aluminio: "La litografía es, en realidad, el procedimiento manual del offset, por lo que si se realiza una copia en offset la diferencia no es, a simple vista, apreciable. Aunque, cuando ha intervenido el offset, aparece una trama de puntos y desaparece el relieve que la plancha tallada deja sobre el papel. Pero para ver todo esto es imprescindible hacerse con un cuenta hilos, tocar el papel, darle la vuelta", dice Javier de Blas, subdelegado de la Calcografía Nacional. "Los profesionales del grabado ponemos mucho celo en nuestro trabajo ya que este tipo de noticias tienen un efecto negativo importante en cuanto a la consideración de la obra gráfica. Desde la Calcografía se imparten cursos dedicados a la identificación de la obra gráfica que pueden enseñar al comprador a no equivocarse", continúa De Blas.

El control de la tirada


Los riesgos son muchos, ya que la obra pasa por muchas manos: el artista, el taller, el editor, el galerista; y deja muchos rastros: las planchas, las pruebas de taller, las de artista. Por eso es necesario trabajar con gente de total confianza. "El control de la tirada es la base de la credibilidad de nuestro trabajo", dice Fernando Cordero, director de la galería La Caja Negra, especializada en arte gráfico y también dedicada a la edición. "Nosotros solemos tirar las planchas una vez utilizadas, cuando finalizamos toda la tirada. Creo que los editores de obra gráfica hemos cuidado muchísimo este aspecto. La honradez ha sido exhaustiva", asegura el galerista. Históricamente las planchas se rayaban para impedir así futuras utilizaciones y eso mismo hace en la actualidad Toni Tàpies, también galerista y editor en Barcelona, además de hijo de Antoni Tàpies, uno de los afectados por esta red de falsificadores ahora desmantelada. "Las planchas en nuestro taller se marcan y se devuelven al artista. Yo trabajo directamente con los artistas por lo que también así se evita el riesgo que implican las terceras personas. En cualquier caso, sobre la dificultad o no de copiar grabados, no es lo mismo una serigrafía que un grabado que utiliza tres o cuatro planchas, collage, relieve y otros elementos que dificultan el plagio", comenta. "Siempre ha habido falsificadores -continúa el editor- pero hay que tener en cuenta que para copiar un grabado se necesita una imprenta, la tecnología adecuada, conocimientos suficientes. Es decir, es un trabajo que requiere cierta sofisticación y que no puede hacer cualquiera". Además, el hecho de que la obra pase por tantas manos también dificulta el trabajo de los falsificadores ya que hacen falta muchos cómplices, mucha gente de acuerdo para falsificar.

"Es cierto que ha estado saliendo al mercado obra sospechosa, sobre todo de Miró", comenta Pilar Serra editora y directora de la galería Estiarte, de Madrid, una sala que expone habitualmente a algunos de los artistas más plagiados, como Picasso. "La obra gráfica se presta a estas falsificaciones en parte, por eso hay que comprar siempre en sitios seguros, nosotros lo hacemos siempre a los editores originales o a sus herederos. A la hora de editar, los talleres también han de ofrecer todas las garantías", dice Serra.

Certificado del editor

"Está claro que todo esto crea desconfianza en el público, pero también está bien que se sepa que hay falsificaciones para que la gente se acostumbre a comprar exigiendo el certificado de autenticidad, un seguro que sólo el editor puede firmar", comenta Juan de Muga director de Ediciones Polígrafa y de la galería Joan Prats, de Barcelona. "En el certificado debe constar la tirada, incluso las pruebas de artista o de taller. Claro que hay que tener en cuenta que ahora se numera todo pero antes (como en el caso de Miró o Picasso) hay incluso grabados sin numerar, por lo que un control de esto es más difícil. A Polígrafa ha llegado gente para que le autentificásemos obras de Miró que eran falsas y que, supuestamente, habían salido de nuestro taller", explica De Muga.

De hecho fueron los grabados falsos de Miró los que levantaron la liebre. "A la Fundación Miró nos llegaron grabados de Miró que resultaron ser falsos. Fuimos a la policía que, después de más de un año de investigaciones han encontrado un foco de falsificadores, no sólo de Miró, sino también de otros artistas", cuenta Rosa María Malet, directora de la Fundación que, por supuesto, es la máxima autoridad para emitir certificados de la obra de este artista. "Nosotros no podemos tomar más medida que la de aconsejar que no se compre nada sin certifcar", concluye.

Las copias de Miró encontradas por la policía son sobre todo de los años 60 y 70 y, según asegura Rosa María Malet que emitió el peritaje para la policía, y son falsificaciones de buena calidad, que pueden sin duda llevar a engaño.

También a Miquel Tàpies, director de la Fundación Tàpies, le llamaron a jefatura: "Había unas 15 litografías de Tàpies y me pareció que estaban copiadas del original. La principal diferencia con las obras buenas es el color, la litografía falsa tiene los tonos cromáticos mucho más apagados y la firma es visiblemente falsa", dice. "Cualquiera puede traer aquí su obra de Tàpies para que emitamos un certificado. Estamos para eso", añade el director.

Las recomendaciones

En definitiva, las recomendaciones que emiten los profesionales para que los coleccionistas no resulten engañados son sencillas: mirar el papel de cerca, comprobar si hay relieve, exigir el certificado de autenticidad y, sobre todo, sospechar de las gangas.