Vela Zanetti
Vela Zanetti: El corro, 1933.
La antológica sobre la obra del castellano-leonés Vela Zanetti (1929-1998) es un ejemplo de homenaje a través de la obra del artista, una exposición cuyo fin es mostrar el mejor conjunto posible de su legado. En la amplia y documentada muestra del Centro Cultural de la Villa (algo desordenada en su parte final) pueden descubrirse las etapas de su labor pictórica: los inicios titubeantes pero ya enfocados, su interés por lo social, por la figura humana, su compromiso con la izquierda, la asimilación del medio del exilio dominicano (menos en los temas que en la asunción de cierta sensualidad y primitivismo), la creciente atracción por el mural (y su trabajo en este sentido) y su pasión por el ámbito rural, la épica y espiritualidad de Castilla. No obstante, la visión completa de esta herencia no emociona. La pintura de Vela Zanetti resulta excesivamente sentimental, la defensa de algo (la dignidad de cualquier hombre) que se defiende mejor por otros medios. Quizá sólo en los momentos de duda (a su vuelta a España a principios de los sesenta, por ejemplo) se vea al artista. Lo demás, pese a su justificada monumentalidad, al esfuerzo y la pasión que transparenta, se queda en estampas comprometidas de una travesía por la tierra.