Robert Frank, fotógrafo de Ámerica
Explain my Roots, 1997. Dos impresiones de gelatina de plata y dos negativos de Polaroid, 114 x 50,5
No es esta la primera exposición de Robert Frank en España, ya que, en 1985, su amigo Vicente Todolí comisarió Robert Frank. Fotografías / Films 1948 / 1984 en la valenciana Sala Parpalló. Sí es, sin embargo, distinta de aquélla y más completa. Por otra parte, la relación de Frank con nuestro país ha tenido dos vertientes, una la profesional -sus tomas de 1951 realizadas en Valencia, Barcelona y, sobre todo, en Andraitx, Mallorca, revelan la miserable realidad de aquel tiempo, a la vez que emiten destellos de irrevocable calidad humana-; otra, la puramente vivencial, que incluye un malhadado accidente de automóvil en un viaje a Madrid en 1998.La obra del fotógrafo y cineasta suizo bien puede subdividirse en varios grandes apartados. El primero, a mi modo de ver, que sustenta todo lo demás, es su mirada y su interpretación de fotógrafo. Robert Frank ha visto sus fotografías expuestas muchas veces sobre la pared, pero su primer contenedor fueron los libros, libros de una concepción tan singular como excepcional -apuntemos el acierto de las comisarias de la muestra, Ute Eskildsen y Catherine Coleman, de proyectar las páginas de éstos, dando así a conocer el proyecto original del artista, así como la de exponer muchos originales no incluidos en los libros, aunque tomados en las mismas fechas que las de éstos-. El más célebre entre ellos, The Americans, fue realizado entre 1953 y 1957, y es del que más inéditos se muestran. El de mayor calado biográfico, The Lines of my Hand, es de 1972. Frank hizo su mejor trabajo artístico cuando abandonó la fotografía profesional, un abandono al que no debió ser ajeno el ascendiente que sobre él tenía Walker Evans.
Las fotografías de Frank -cuya materialidad "pobre" y a la vez directa, tiene bastante poco que ver con la "limpieza" satinada de la fotografía contemporánea-, retratan un modo de la realidad que hace ver al espectador más allá de su presencia concreta. No hacen en modo alguno sociología banal ni propaganda, sino que dan a entender y a conocer argumentos inapelables y a la vez plurales de significado. Sus protagonistas casi exclusivos son las personas, sobre las que el propio Frank ha escrito: "Cuando la gente contempla mis retratos, me gustaría que sintieran como si les apeteciese leer dos veces las líneas de un poema".
Si The Americans fue prologado por Jack Kerouac: "Esa sensación de locura en América cuando el sol calienta en las calles, la música viene de un ‘jukebox’ o del funeral cercano, eso es lo que Robert Frank ha captado en sus tremendas fotografías... Después de verlas acabas no sabiendo que es más triste, si un ‘jukebox’ o un ataúd..."; en The Lines of my Hand fue él mismo el que redactó una serie de textos breves -muy influidos por la poética de la generación beat, que Frank compartió con Kerouac, con Allen Ginsberg, y con otros escritores del momento-. Los textos interrogan, a veces, a la fotografía misma y a su sistema de representación, pero las más de las veces afectan a la propia vida del fotógrafo y a las de quienes comparecen ante su objetivo.
El segundo gran apartado es el cinematográfico, en el que ha contribuido, por una parte, a la formulación de la estética underground de los años sesenta y del New American Cinema, de Jonas Mekas y compañía -con filmes narrativamente inconexos y personajes próximos a la locura- y, por otra, se ha interesado permanentemente por el mundo de la música rock, realizando películas para los Rolling Stones -que prohibieron su difusión pública- y para la última reaparición de Patti Smith, por ejemplo.
Por último, creo no equivocarme al considerar que el progresivo intercambio material y de factura de sus obras, desde la toma directa al collage, desde el uso de la Polaroid a las series visuales o verbales está profundamente entretejido con una voluntad de frenar y adelantar el tiempo -la exposición se titula en español Alto- Adelante- de quebrar una afirmación propia: "La foto lo envejece todo en el acto... La fotografía palidece..."