Daniel Canogar suspende el tiempo
Daniel Canogar (Madrid, 1964), uno de los nombres más ciertos del panorama artístico español, ha elegido para su primera individual en Andalucía el soporte fotográfico, el vídeo y el neón. Dos situaciones bien diferenciadas ocupan el amplio espacio de la galería. Por un lado, el espléndido trabajo fotográfico con el que el artista nos sitúa en una atractiva metáfora sobre la existencia, el paso del tiempo, la permanencia y, por extensión, la muerte. Canogar insiste en la desmaterialización del cuerpo; para ello ha fotografiado restos encontrados en osarios y en excavaciones arqueológicas. Vértebras, fémures y cráneos aparecen como flotando sobre fondo negro, acentuando así la sensación de suspensión del tiempo. La muerte como existencia, pero sin la aplicación de morbosa tragedia, posibilita un medio de esplendorosas formas escultóricas. La segunda parte de la muestra está constituida por una instalación en la que veintitantos tentáculos de fibra óptica reflejan sobre la sala toda clase de virus, bacterias y demás malignos "habitantes" del organismo. Un paso más en el proceso que finaliza en la muerte.