Image: Masculino, femenino y plural

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Exposiciones

Masculino, femenino y plural

4 julio, 2001 02:00

Carles Congost: The amateur, 2001

Centro de Arte Santa Mónica. Rambla Santa Mónica, 7. Barcelona. Hasta el 30 de septiembre

La exposición, Trans sexual express: a classic for the third millenium, en el marco de la primera edición de la trienal Experiencias. Barcelona Art Report, versa sobre el sexo, el género, la sexualidad y la necesidad de revisar de una manera crítica los valores que les son asociados. Ya sé que las cosas son mucho más complejas y que es el resultado de un largo proceso, pero en la medida que el género -masculino y femenino- se entiende como una construcción social y cultural, no determinado biológicamente, toda la concepción del sexo se modifica. Si se acepta con Simone de Beauvoir, que "la mujer no nace, sino se construye", la idea de género se relativiza, no se presenta como una dicotomía esencial y de ahí la reivindicación de desplazamientos y de la movilidad entre géneros como una manera de cuestionar los modelos sociales dominantes. Si la noción de género es una construcción artificial, se plantea pues una acción de deconstrucción.

Existe abundante bibliografía y experiencias que plantean la cuestión de la identidad y la necesidad de transgredir el monopolio heterosexual, vinculadas a los nuevos feminismos y a posiciones y comportamientos homosexuales, transexuales... Un término de difícil traducción, queer (raro, extravagante, peculiar, maricón, bollera) aglutina y amplifica esta reflexión crítica en torno al género. El origen y la mayoría de estas propuestas son anglosajonas, sin embargo, se han presentado, entre otras, dos magníficas exposiciones que son puntos de referencia sobre esta problemática en España: El rostro velado: Travestismo e identidad (1997), comisariada por J.M. G. Cortés y Transgenéricas (1998), comisariada por J.V. Aliaga y M. Villaespesa. La teoría queer combate el sistema heterosexual como un conjunto de valores simbólico-sexuales consagrado por las normas que hay que seguir. Pero incluso más que lo heterosexual, la crítica queer se dirige contra la norma, contra la cultura monolítica. Se trata -dirán sus teóricos- de abrir el diálogo, de tender puentes, de ampliar el placer. Más que un principio homosexual, queer, que con el paso del tiempo ha absorbido diferentes comportamientos "disidentes", es una categoría política que implica la duda de las convenciones sociales, la libertad sexual y la transformación de los géneros, con lo que se proyecta en todos los ámbitos de la vida.

Hasta aquí, las referencias de la exposición, pero en concreto, ¿qué aporta la presente muestra? No lo sé exactamente. Naturalmente que entre los artistas participantes, algunos de ellos transexuales, gays, lesbianas..., existen obras de un gran frescor o humor, de una gran creatividad y tremendamente incisivas: Ocaña -justamente recordado-, Divine David, Patty Chang, Oleg Kulik, Carlos Congost, Chris Korda, Ana Laura Aláez, etc. Estos artistas crean otro imaginario, cuestionan estereotipos e identidades fijas, abren el horizonte sobre la sexualidad y la identidad, demuestran la pluralidad de comportamientos... Todo esto está en la intención, pero yo he tenido la sensación de visitar un salón de espejos deformantes, el sexo como espectáculo. Y es que la exposición no posee un discurso o un aparato crítico. Las comisarias, Rosa Martínez y Xabier Arakistain resuelven el catálogo con una brevísima introducción y dejando una página a cada artista para explayarse. Una exposición que pretende reflexionar sobre el sexo, el género y la sexualidad hubiera merecido otro tratamiento. No hay pensamiento, simplemente frivolidad, o acaso ni siquiera eso, sólo vacío, un inmenso vacío.