Image: Campano, entre el drama y el color

Image: Campano, entre el drama y el color

Exposiciones

Campano, entre el drama y el color

21 noviembre, 2001 01:00

Sin título, 2001. Óleo sobre tela, 140x117

Carles Taché. Consell de Cent, 290. Barcelona. Hasta enero. De 2.100.000 a 16.000.000 ptas.

Después de la magnífica exposición que Miguel ángel Campano presentó en el Palacio de Velázquez en Madrid (1999), el artista no había expuesto en las galerías de Madrid y Barcelona hasta 2001. La exposición del Palacio de Velázquez resumía el trabajo de toda una década y de alguna manera hacía intuir un cambio de rumbo en la pintura del artista. Cierto es que el pintor ha seguido una evolución compleja, pero a grandes rasgos durante los noventa Campano trabajó una pintura abstracta en blanco y negro, esencial, que hacía pensar en el minimal o en el constructivismo. La exposición del Palacio de Velázquez parecía cerrar una etapa -o unas etapas- y todo el mundo se preguntaba qué estaría haciendo el artista.

El Campano que ahora se presenta en la galería Carles Taché me ha sorprendido, es un Campano que -como siempre- desconcierta e inquieta. Una de las series más significativas, es la que el propio artista ha denominado Sudarios, una serie en la que una tela sobrepuesta a la arpillera cubre todo el formato y realiza la función de fondo de la pintura. Se trata de una tela india de dimensiones regulares y que habitualmente se utiliza como prenda de vestir en aquellas latitudes. Sin embargo Campano utiliza el incisivo término de "sudario" y, con multitud de detalles, me comenta los rituales de la incineración de los cadáveres en la India. Explica que estas telas también se utilizan para envolver a los difuntos y cómo se cubren de flores...

Este conjunto hace referencia a la muerte, más aún cuando el artista utiliza sobre estas telas una mezcla de pigmento y cenizas. La muerte como misticismo, es decir, una suerte de purificación y elevación sobre las cosas, una contemplación o meditación como ante un jardín zen. Pero también algo que está profundamente enraizado a la pintura y a la historia de la pintura. "¿Acaso -me pregunta Campano- la pintura y los retratos, no se hicieron con el ánimo de perdurar? Por esta razón -continúa el artista-, porque la muerte está presente e implícita en las imágenes, la pintura es tan fuerte".

Sin embargo, existe en estas obras otro mensaje y es que Campano es un creador poliédrico. No puedo dejar de pensar en esta serie de los Sudarios como en la metáfora de la batalla secreta y dramática del artista a la búsqueda de un nuevo lenguaje, presionado por su propia celebridad. Sé muy bien que este discurso místico y dramático de los sudarios es paralelo a una pintura de color vital y optimista, a un juego de guiños y divertimentos. Y muy posiblemente todo ello está implícito en todas sus series, es un mensaje más o menos velado, más o menos identificable. Se ha dicho de Campano que es un artista inclasificable, siempre dinámico y nómada. Con todo, en las diferentes series de la galería Carles Taché existe un diálogo de contrarios: por un lado una pintura del gesto y espontánea y por otro una retícula de fondo que actúa como elemento de ordenación y control. Por un lado un discurso místico y por otro un elogio a la sensualidad y el gozo del color. Sospecho que desde siempre Campano ha desarrollado una fecunda oscilación o interrelación de opuestos. Así es su pintura, así es la vida, siempre escurridiza.