Image: París o el renacimiento catalán

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Exposiciones

París o el renacimiento catalán

27 febrero, 2002 01:00

A la izqda., Edgar Degas: Le tub, 1886. pastel sobre carbón, 60 x 83. A la dcha., Héctor Guimard: Banqueta de fumadero, 1897. Metal cincelado, decoración moderna, 260 x 262 x 66

Museo Picasso. Montcada, 15-17. Barcelona. Hasta el 26 de mayo

El recorrido de la exposición pasa por seis núcleos: el paralelismo entre Art Nouveau y Modernismo; una presentación de esculturas de Rodin con obras de escultores catalanes inspirados en el maestro; una agrupación de pintores catalanes relacionados con los impresionistas; el apartado dedicado a Picasso; el surrealismo y el Pabellón de la República de la Exposición Internacional de París de 1937.

Un brillante artículo del periódico "Le Monde", firmado por Philippe Dagen y Emmanuel de Roux daba en la clave de la exposición cuando fue presentada en la capital francesa: a pesar de lo que el título puede dar a entender, París-Barcelona, posee un carácter muy diferente a aquellas grandes y famosas exhibiciones: París-Nueva York, París-Moscú, París-Berlín... con que se inauguró el Centro Pompidou. En estas últimas se planteaba una trama de intercambios, de viajes de ida y vuelta, de enriquecimientos mutuos entre las capitales culturales. En París-Barcelona el discurso es otro. Se trata del "nacimiento" de un proceso cultural con fuertes connotaciones nacionalistas bajo el signo de la modernidad. Los mencionados periodistas lo describen de una manera muy gráfica: "Se trata, parafraseando el filme de Griffith Nacimiento de una nación, del nacimiento o del renacimiento de Cataluña". En efecto se trata de la construcción -yo no diría de una cultura- de un sistema cultural urbano, moderno y cosmopolita que posee una dimensión nacionalista. Y la referencia de este sistema cultural es la modernidad, es PARíS.

¿Por qué Philippe Dagen y Emmanuel de Roux hablan del "nacimiento de una nación" y/o de Cataluña? En el traspaso del siglo XIX, muy a grandes rasgos, Cataluña, junto con el País Vasco, es prácticamente la única zona de España en la que se desarrolla una industria y se consolida una burguesía. Barcelona es la única ciudad industrial equiparable a Bruselas o a Glasgow, que reunía las condiciones para el desarrollo de una cultura urbana, para responder a las nuevas transformaciones de la ciudad industrial. En este contexto, las necesidades de modernización en todos los ámbitos de la vida y la cultura, de las nuevas clases sociales, de la ciudad industrial, chocan contra la estructura estatal obsoleta y esencialmente agraria. La construcción de este sistema cultural al que antes aludía, el nacimiento de Cataluña y la modernidad se sitúan en París. París es el referente simbólico de modernidad. Dagen y De Roux dirán que: "Para oponerse al centralismo castellano, los catalanes han tomado la costumbre de mirar más allá de la frontera, al norte". En sus origines, el nacionalismo catalán posee una dimensión cosmopolita.

París-Barcelona es una relación de centro (París)-periferia (Barcelona) y naturalmente que existen intercambios en uno y otro sentido. Pero interesa destacar sobre todo el papel de faro, de ejemplaridad de París con respecto a Barcelona, terriblemente provinciana. Sin embargo, no se trata de una importación de modelos sin más que provienen de la capital francesa. Implica una reelaboración o una síntesis personal, cruce de elementos muy diversos, que hacen del arte catalán una expresión original y específica. El modernismo, el noucentisme, las vanguardias, los diversos episodios vinculados a la fotografía y las artes decorativas, tratados en la exposición no pueden entenderse sin el referente de París. Pero también es cierto que son experiencias originales interrelacionadas con el contexto del territorio, que responden a una problemática específicamente catalana. Es difícil definir este proceso cultural que por lo demás no es lineal, pero la relación París-Barcelona, sin duda responde a una búsqueda o a un proyecto de modernización.