Image: 19 artistas piensan el espacio

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Exposiciones

19 artistas piensan el espacio

27 marzo, 2002 01:00

Tony Cragg: Forminifera, 1995-1996

Fundación Miró. P. de Montjuïc. Barcelona. Hasta el 12 de mayo

No sé si el título de la exposición Conceptos del espacio es del todo adecuado para esta muestra que presenta obras, en su mayoría, de los años 90. La noción de espacio está relacionada con la escultura tradicional y con una manera de entender el arte formalista y esencialista; cuando éramos estudiantes, se nos decía que la escultura estaba vinculada al espacio y de ahí derivaban una serie de principios como la tridimensionalidad, el lleno-vacío, la organización del entorno... No es que no exista la noción de espacio en los 90, sino que el debate y las inquietudes de los artistas se desplazan y se sitúan en otro ámbito. La escultura tradicional se ha enriquecido y ha asumido nuevos significados. En esta exposición se presentan instalaciones, objetos, fotografías, proyecciones de vídeo... manifestaciones que sobrepasan la noción de espacio. No pretendo que el título defina el espíritu de la exhibición, pero el término de espacio se me antoja como el de estilo, por ejemplo: ambos responden a una idea abstracta del arte, predeterminada por principios y valores. Y la intención de la exposición es otra: la de atender a lo concreto, a los valores individuales.

Esta exposición ha sido comisariada por Lóránd Hegyi, exdirector del Museo Ludwig de Viena, y todas las obras provienen de este centro. él mismo explica que, como director y responsable de las compras del museo, procuró hacer una colección de artistas estrictamente contemporáneos y del arte que se estaba haciendo en aquellos momentos. Es la misma estrategia, por ejemplo, que la de la Colección "la Caixa", realizada en su mayor parte sobre el presente, sin referentes históricos. Pues bien, yo diría que la muestra responde a una sensibilidad, pero no sólo de Lóránd Hegyi, sino a una sensibilidad de época. Esta sensibilidad es lo que se ha denominado "postmodernismo".

Sospecho que el breve texto de Hegyi en el catálogo es algo así como una declaración de principios en la que manifiesta y justifica su manera de entender el arte: el porqué de su selección. Este texto, con elementos personales, expone los principios básicos del postmodernismo. En este sentido, el arte y su historia han dejado de concebirse como grandes relatos monolíticos, utópicos, esencialistas, con una concepción evolutiva, para abrirse a experiencias particulares y subjetivas. No hay movimientos, ni estilos, ni referentes, ni nociones absolutas; sólo existen artistas y experiencias concretas, microdiscursos y subjetividades. ésta es la idea que alumbra la selección de Lóránd Hegyi.

¿Y el resultado? Aunque el comisario se interese por las minorías, las "microculturas" artísticas, lo local, lo biográfico y personal, en la selección no hay sorpresas. Entre los españoles se presentan Jaume Plensa, Jordi Colomer, Txomin Badiola, Pello Irazu; cuatro creadores vinculados al mundo del objeto y que son los que gozan de más proyección internacional de su generación. Lo mismo se podría decir de los artistas extranjeros: artistas que desarrollan su actividad en canales de difusión internacionales y que se van repitiendo en todas las revistas y exposiciones de arte contemporáneo. Existe algo que disuelve su diferencia. El hecho de reunir tantos microdiscursos en una colectiva ya es sospechoso de una ausencia de individualidad auténtica. En fin, sin entrar en detalles, con el tiempo vamos observando los límites de la retórica postmodernista. Sin embargo, existe un aspecto que hay que reconocer; suele pasar que las exposiciones colectivas no consiguen crear un clima, pero no es éste el caso. La particular selección de Hegyi posee lo que antes se denominaba gusto y ésta es su aportación como comisario y director del museo. Tony Cragg, Alfredo Jaar, Bertrand Lavier, Pascal Pinaud, Anne y Patrick Poirier, entre otros, están representados por piezas de un alto nivel. El arte sigue siendo arte a pesar de retóricas y conceptos abstractos. Lo que cuenta es el propio gusto y la relación yo-tú con la obra.