Image: Ferrán García Sevilla

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Exposiciones

Ferrán García Sevilla

10 abril, 2002 02:00

Boca 39, 2001

Joan Prats. Rambla de Cataluña, 54. Barcelona. Hasta el 30 de abril. De 10.000 a 36.000 euros

Una conocida y joven artista formada en los ochenta me explicaba la precariedad de su formación. Contaba que sus profesores de Bellas Artes, entre otros, Ferrán García Sevilla, les dejaron ante la tela en blanco sin más: ausencia de método, de bagaje intelectual y reflexión... Era consecuencia del contexto neoexpresionista del momento. Pintar y punto. Esta "ausencia" es la virtud y el defecto de García Sevilla. Como pintor, aparece en la escena de los ochenta en sintonía con la difusión del expresionismo germánico y la recuperación de la pintura. Su itinerario desde entonces escapa a toda clasificación. Entonces, ¿cómo situarse ante García Sevilla? Su obra es la manifestación de esta "ausencia" de método, de reflexión, a la que antes aludía... Su pintura es una pintura caliente e impulsiva, vitalista y desinhibida: el reflejo de su personalidad, una personalidad disparatada y caótica donde las haya con la que Ferrán García Sevilla juega a ser artista. Por esta razón, a veces, su obra posee una particular frescura y viveza, una potencia emocional que tan sólo puede aportar un comportamiento espontáneo. Pero también por esta razón, porque el artista no controla su gesto, su obra es irregular.

Complemento de esta exposición es un libro editado por Polígrafa que presenta una selección de la producción de la década de los noventa y que, de algún modo, refleja lo que vamos diciendo. En este sentido es muy significativa su obra reciente, una pintura de derrames y rayas que se hace más densa y barroca y que sin duda tiene que ser polémica. El goteo, el dripping suelen asociarse metafóricamente al esperma o al vómito, aspectos que no son extraños a la personalidad provocativa de García Sevilla. Pero esta cuestión no se puede abordar aquí. Por el momento, interesa señalar que la progresiva densidad de su pintura me hace pensar en una energía que el artista no puede dominar, como en aquellas historias en las que la criatura devora a su creador. Vamos a ver cómo evoluciona García Sevilla que siempre, por una razón u otra, acaba sorprendiéndonos.