Fascinante Víctor Mira
Mood, 2001. óleo sobre cartón, 80 x 100
Una ambiciosa pieza de gran formato, Reflexión acerca de la Comunidad de los 12. (La última Cena) cierra el recorrido de la exposición. Es la obra clave a partir de la cual uno se aproxima o lee el mundo de Víctor Mira. Esquemáticamente consiste en una figura central despedazada con sus doce apóstoles, estos también atrapados y torturados por un dolor infinito. Cada apóstol se identifica con una imagen y tal vez sea esa la causa de su tormento. Con un trasfondo religioso, este retablo es una imagen de lo terrible, y a nadie se le escapa que cada uno de estos personajes son una suerte de autorretrato. La imagen que acabamos de describir expresa de alguna manera la vida subterránea o el alma de las pinturas de Mira. Puede que algunas de sus obras parezcan inofensivas o banales. Sus personajes durmientes con sus sueños, las imágenes dobles o triples que reúnen fragmentos son inocentes sólo aparentemente...La pintura, en palabras del artista, es como las raíces ocultas de un árbol, un mundo interior, de silencios, de oscuridades... Estas imágenes son al terror como la cara y cruz de una misma moneda. Aquel gran retablo del dolor les atribuye un significado dramático. ¿Por qué tanto espanto? En los textos de Víctor Mira existe una fascinación por el excremento, el excremento se entrecruza con la creación, lo sagrado, el deseo de pintar y ser artista... No hay diferencia entre la autodestrucción y la búsqueda de la perfección, entre el dolor y el placer, entre la perversidad y el amor. Si existe una metáfora que nos aproxime a la obra de Mira es la del estiércol, el estiércol que hace germinar (crear) la tierra: la resurección de lo espiritual través de lo putrefacto. Cuanto mayor sea el dolor, más intenso será el éxtasis; entre la plegaria y la blasfemia no hay diferencia. Se ha dicho en alguna ocasión que Víctor Mira es una pose, y puede que además, Mira, gran actor, haya construido un personaje tremendista, entre la ficción y la realidad. Posiblemente sea cierto y es que Mira se presenta de una manera tan disparatada que no resulta verosímil. Pero a mí me es igual. Plantearse la obra de Mira en términos de autenticidad o falsedad es quedarse fuera de ella. Verdad o ficción, qué más da. Existe algo de fascinante entre esta mezcla de silencio y grito, entre lo excrementicio y lo espiritual. Algo de nosotros está también ahí.