Arredondo el maestro recuperado
La exposición deslumbra, de entrada, con la brillante demostración del extraordinario diseñador perspectivista -o de arquitecturas- que fue Arredondo. Lo prueban las preciosas series de dibujos que realizó para ilustrar la memorable edición de Monumentos arquitectónicos de España. En ellos asombran su captación del espacio y sus efectos de tridimensionalidad, subrayados por el colorido de la aguada, y su mezcla de factura realista y expresión romántica. Luego, la exposición se centra en documentar el interés de un pintor que supo desviarse del realismo pintoresquista de la generación del 68, estilo que le celebró el propio Fortuny y el norteamericano Robert Blum, para progresar en el paisajismo plenairista moderno, haciendo más libres y sensibles sus maneras, e interesándose por el paisaje de Castilla como clave de "lo genuino español" y eje de "la verdad" de su ideario. Posiblemente sus paisajes minerales del Tajo y sus vistas de Toledo desde la Vega Baja, en que el color se hace luz, atemperándose a la desnudez telúrica del territorio, constituyan las piezas mayores de esta antológica, que logra su propósito de ser una especie de necesaria expiación, devolviendo al pintor al lugar que le corresponde en la historia del arte español.