Image: El cuento de hadas de Jean Planque

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Exposiciones

El cuento de hadas de Jean Planque

24 octubre, 2002 02:00

Dubuffet: Mire G 104 (Kowloon), 1983

Colección Jean Planque. Museo Picasso. Montcada, 15-17. Barcelona. Hasta el 5 de enero

El Museo Picasso presenta un conjunto de obras de la colección Jean Planque (1910-1998) que reúne a los grandes maestros de la pintura: Picasso, Dubuffet, Braque, Monet, Delaunay, Clavé, Nicolas de Stäel, entre otros. Se trata de una colección de origen privado que ha terminado transformándose en una fundación en 1998. En esta colección existen obras importantes, las salas dedicadas a Picasso y a Dubuffet, por ejemplo, son muy completas; pero la exposición gira en torno a una noción clave: la idea, o una idea, de coleccionista. Las piezas se muestran complementadas con textos de cartas, diarios o simples observaciones de Jean Planque sobre los artistas, su relación con ellos y su particular fascinación por el arte. Más aun, se presenta a Jean Planque como el prototipo de coleccionista ideal que, partiendo de un origen modesto y con mucho esfuerzo, astucia y sensibilidad acaba por reunir una gran colección.

Por todas estas razones, la exposición posee un subtítulo: "la novela de un coleccionista". Pero yo diría más bien "cuento de hadas", porque el retrato que se propone, nos resulta demasiado "bonito", no hay ninguna fisura, ni contradicción. Jean Planque hizo su colección con esfuerzo, astucia y sensibilidad, pero también con el trapicheo de la compra-venta. Su colección es inseparable del hecho de que ocupara un puesto de responsabilidad en una importante galería de arte.

¿Y qué significa fascinación para un coleccionista? Es difícil decirlo. Jean Planque habla en determinado momento de una dimensión erótica: "Hacer el amor con la obra de arte (...)". Alude también a un sentimiento inexplicable: "He amado los cuadros más que la vida. Mi vida = los cuadros. (...) El cuadro me somete totalmente y me hace sentir. Me hace sentir el misterio, y eso no se puede decir ni por medio de la música ni con la ayuda de las palabras. Toma de posesión inmediata. Cosa emocional. Posesión de todo mi ser. Yo estoy en ellos y ellos en mí. ¡Cuadros!". Las motivaciones de un coleccionista pueden ser múltiples y no es el momento para realizar un examen exhaustivo ¿Pero es necesario continuar para percatarse de la existencia de un mundo subterráneo y complejo? Creo que lo que perseguía Jean Planque era un fantasma, un deseo inconfesable que se materializaba en forma de cuadro.

Lo que reprocho a la exposición es este retrato idealista-bucólico del coleccionista. Hace falta reivindicar otra idea de cultura: hace falta ser conscientes de nuestra relación ambigua y contradictoria con la cultura. Ni diáfana ni transparente, sino tremendamente equívoca y limitada. A pesar del afán de cultura, si preguntara al lector en general cuántos libros se leen al año y cómo se leen, me temo que tendríamos muchas sorpresas. Pero éste es el punto de partida para una relación más sincera y creativa para con la cultura, una cultura que responda mejor a nuestras necesidades: sólo así, con ambigöedades y contradicciones se podrá escribir la propia novela como coleccionista, lector o espectador. Sin embargo, nuestras instituciones suelen responder a otros criterios. Yo no puedo dejar de ver la novela del coleccionista como una falsificación de una aventura que sin duda mereció vivir Jean Planque. Suele pasar que, en las historias, lo mejor es lo que no se cuenta.