Image: Desmontando a Anthony Caro

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Exposiciones

Desmontando a Anthony Caro

31 octubre, 2002 01:00

Shaftsbury, 1965. Acero pintado de púrpura

Fundación Caixa de Cataluña. Provença, 261-265. Barcelona. Hasta el 19 de enero

Anthony Caro presenta dos exposiciones simultáneamente: una, Dibujando el espacio: esculturas de 1963 a 1988, y la otra, en un espacio aparte, El Juicio final (1995-1999) que consiste en una alegoría sobre la muerte y la guerra, realizada en colaboración con el ceramista Hans Spinner.

En los manuales se explica a Caro como la reinvención de la escultura abstracta en los años 60. Se dice que desde siempre la escultura ha tenido cierta dificultad para plantearse en términos estrictamente abstractos. La escultura se ha articulado fundamentalmente a partir de la analogía del cuerpo humano y, por extensión, de una serie de convenciones muy arraigadas: que si la verticalidad, que si la peana, que si la masa, etc. Caro dio con lo que los críticos más influyentes de la época celebraron como una escultura auténticamente abstracta. Sus piezas no sólo evitaban parecerse a algo, sino que cuestionaban los principios o convenciones de la escultura; obsérvese, por ejemplo, que sus composiciones son habitualmente horizontales, esto es, que incorporan un elemento extraño en la percepción. Las esculturas de Caro son una suerte de "mecano" o collage que une chapas, vigas, tubos, etc. Tensiones entre ejes verticales y horizontales, equilibrio y desequilibrio entres partes, relaciones entre los diversos elementos, combinaciones inesperadas: juego de relaciones y tensiones que el mismo artista llama emociones. éste es el sentido de la escultura abstracta de Caro.

Frente a este Caro, la otra exposición, El Juicio final, recupera un contenido literario, figurativo y teatral. ¿Acaso es una contradicción? ¿Es una simple anécdota en su carrera? El propio artista dice que entre una y otra obra existe cierta continuidad. Aspecto éste que puede sorprender. Pero yo también tengo la convicción de que se trata de la misma idea de escultura.

Confrontar las dos exposiciones, aparentemente tan distintas -Dibujando el espacio y El Juicio final- nos sirve para realizar un diálogo entre los dos tipos de obras que iluminan significados por asociación. Observar El Juicio final al lado del Caro de los años 60 y 70 necesariamente nos obliga a pensar de una manera diferente los dos conjuntos porque los contenidos se deslizan entre uno y otro. Con el trasfondo de El Juicio final, la abstracción de Caro se nos antoja como algo extraño y oscuro. Así, aquellos juegos formales, las disonancias, y ambigöedades , las relaciones espaciales insólitas... podrían interpretarse como la expresión de un mundo inquietante. Calificar su escultura de abstracta -como se hace habitualmente- es una manera de ocultar su contenido, algo que está callado, no nombrado, pero que sin duda se manifiesta como un elemento dramático. En fin, El Juicio final nos hace tomar conciencia de la dimensión trágica que se intuye en la obra del escultor.

Y al contrario, la escultura abstracta de Caro nos hace ver El Juicio final como algo abstracto: pura forma, pura escenografía, puro marketing institucional. Como si el formalismo del Caro escultor se sobrepusiera al supuesto discurso humanista y de compromiso social del El Juicio final. Entre esta ambigöedad y contradicción se desarrolla la obra de Anthony Caro.