Image: Léger y la vida moderna

Image: Léger y la vida moderna

Exposiciones

Léger y la vida moderna

21 noviembre, 2002 01:00

Excursión en el campo, 1954 (Fundación Marguerite y Aimé Maeght, Saint-Paul De Vence)

Fundación Joan Miró. Parque de Montjuic, s/n. Barcelona. Hasta el 26 de enero

Fernand Léger siempre se ha identificado con la búsqueda de una belleza moderna. Y, en efecto, Léger configuró una estética industrial y buena parte de sus cuadros son la expresión de un universo mecánico con sus ruedas, transmisiones y engranajes. Claro que esta imagen es una recreación en clave optimista, llena de color y vitalidad. Más aún, Léger es la celebración de la modernidad. Sin embargo, existe un elemento inquietante: el lugar que ocupa el hombre en este orden mecánico. En un principio, Léger plasma al hombre como una figura diminuta, insignificante, sin color frente al engranaje industrial multicolor y de una grandeza esproporcionada. Posteriormente, engendro mecánico y figura humana acabarán por integrarse de manera que el hombre se reducirá a la forma mecánica. Me temo que Léger no era del todo consciente, pero hoy en día nos parece muy significativa esta representación del hombre, ya sea desplazado por la máquina, ya sea reducido a un engranaje. Es una imagen muy poco humana del hombre. En el renacimiento, el hombre ocupa la centralidad y el mundo gira a su alrededor. Léger es el reverso: el individuo pierde su indentidad, la máquina es la protagonista y anula a la figura humana.

Esta imagen de la civilización responde a un deseo. No es tanto una experiencia vivida sino una imagen soñada. Muchos artistas fueron deslumbrados por este sueño de progreso que, inalcanzable, se proyectaba en la lejanía. Léger alude no tanto a la sociedad industrial sino a una utopía. Sus artefactos mecánicos, su estética de la máquina, su fascinación por el objeto y la ciudad industrial son la expresión de un sueño, de ahí que no exista un espacio para lo humano. El hombre, como del paraíso, ha sido expulsado.

Un aspecto que no se puede desligar de esta estética de la máquina es la fascinación por la forma precisa, sencilla, clara... Más aún cuando Léger se sitúa en la tradición clásica. Y con esto me refiero no sólo al arte clásico en un sentido restringido, sino a una manera de entender el arte que se busca en la obediencia a unas leyes compositivas, que se define como la búsqueda de una forma racional, que persigue la estructura o arquitectura de la forma... Es decir, todo arte que sea ajeno a cualquier idea romántica de emoción o sentimentalismo y se concentre en el análisis de la forma. De ahí que Léger se consagre a la búsqueda de una forma ideal, pura, definida, aislada de toda referencia espacial. Es decir, a un proceso de depuración de lo anecdótico y de análisis.

La exposición, patrocinada por la Fundación BBVA, se cierra con Excursión en el campo (1954). Un paisaje con figuras simplificadas en blanco y negro sobre los cuales Léger ha dispuesto amplias superficies de color transparente, como si de fragmentos de papel celofán se tratara. El mismo artista explica que trataba de reproducir el efecto de los anuncios de publicidad de Nueva York. "Uno estaba hablando con alguien y de pronto se volvía azul. Después desaparecía otro y la persona se tornaba roja, amarilla. Este tipo de color proyectado está libre en el espacio. Quise hacer lo mismo en mis cuadros". En esta cita se resume el alcance de Léger: fascinación por la estética industrial, pero también por su limitación al asociarse con la publicidad; esto es, pura retórica. Aquí se ve lo que queda del sueño maquinista al final de su itinerario. Sin embargo, nadie puede sustraerse de la retórica publicitaria, nadie puede negar la belleza de Léger.