Image: Annika Larsson. Fascinación y terror

Image: Annika Larsson. Fascinación y terror

Exposiciones

Annika Larsson. Fascinación y terror

New Gravity

4 noviembre, 2004 01:00

New gravity. Vídeo

Sala Montcada. Fundación "La Caixa". Montcada, 14. Barcelona. Hasta el 5 de diciembre

Annika Larsson (Estocolmo, 1972) presenta una vídeo-instalación, New Gravity, que abre el nuevo ciclo de exposiciones, Nada / algo pasa, de la sala Montcada para esta temporada. Este título que aglutina la serie alude -según los comisarios, Martí Manen y Fabienne Fulchéri- a procesos ambiguos y abiertos frente a las narrativas cerradas tradicionales.

La obra de Annika Larsson se ha calificado como un extraño universo con reglas o códigos autónomos. Se ha dicho que sus personajes impasibles, absortos, están como inmersos en misteriosas y enigmáticas acciones rituales y, además, sin palabras. Por otra parte las imágenes de Larsson son también de una particular rareza, no exenta de seducción. De ella se ha destacado su impecable precisión, el gusto por los primerísimos planos, las repeticiones, el sonido, la puesta en escena glacial... Todos estos aspectos intensifican la sensación de desorientación o perplejidad. Sus imágenes no son lineales ni transparentes, parece que juega, en cambio, con la ambigöedad y la indefinición.

Annika Larsson se ha referido a New Gravity como una metáfora sobre el comportamiento de quienes están obsesionados -como ella- por la informática e internet y que acaban por confundir realidad con lo virtual. Estos viven -dice- en un espacio sin gravedad. Acaso en este punto se encuentre una de las claves de su obra. Intuyo que el universo de Larsson es el miedo ante los imaginarios que se avecinan. Lo que evoca en realidad es el fantasma de los nuevos medios. El mundo de Annika Larsson no es tanto un mundo extraño como un mundo extrañado. Claro que nadie puede escapar a la fascinación que ejercen las nuevas criaturas virtuales, pero las pantallas de los monitores son un abismo, llevan directamente al infinito. No hay garganta más profunda. La pantalla de internet es un haz de luz, pero al mismo tiempo representa lo sublime, esto es, el miedo. En el caso de Larsson, la pérdida de la linealidad de la narración es la pérdida del sentido de la orientación, un mundo en forma de laberinto. La suya es una estética de la alucinación. En Annika Larsson existe una fascinación por la imagen virtual, pero también un miedo a ser devorada por esta imagen. En la escena final de New Gravity uno no sabe si el protagonista está suspendido en el aire en una especie de éxtasis o simplemente cuelga como el cadáver de un ahorcado.