Harbin, 17 de enero de 1967

Esta exposición consiste en el recorrido del fotoperiodista chino, Li Zhensheng, entre 1964 y 1976, por un período histórico crucial: la "Revolución Cultural" de Mao Tse-tung, desde el momento en que se inicia hasta su liquidación, cuando la propia administración china la condena como un gran "error histórico". Muy esquematicamente, Zhensheng ocupó puestos de responsabilidad en periódicos del partido. Sin embargo, además de su actividades habituales como fotógrafo, realizó un trabajo silencioso de captar la cara oculta de la "Revolución Cultural". Se trataba de una especie de contra-propaganda frente al despliege de puestas en escena y de culto a Mao. El resultado son treinta mil clichés, escondidos bajo el suelo del piso del fotógrafo, que, con astucia y lentamente, trasladó a Nueva York.

¿De qué nos hablan estas fotografías? Del horror: las imágenes son la expresión de una gran tragedia. Los procedimientos de la "Revolución Cultural" se asemejan a los de todos los régimenes dictatoriales: propaganda, procesos colectivos, culto a la personalidad, reeducación, humillaciones públicas, ejecuciones, etc. Pero quizá el recorrido de la exposición, con sus breves textos introductorios, presenta la "Revolución Cultural" como una suerte de caricatura. Lo que sin duda fue un complejo proceso queda reducido y prácticamente ridiculizado a una historia en que unos opresores "muy malos" castigaban a inocentes indefensos. Y esto es así porque las fotografías no pueden informar, tan sólo aportan una atmósfera, un sentimiento. Las fotografías no analizan procesos, simplemente evocan. La cuestión es qué hay detrás.

Complemento de la exposición es la autobiografía de Li Zhensheng, un texto elemental, sin pretensiones literarias, pero que ilumina sus imágenes. Ellas son paralelas a su recorrido vital y Li Zhensheng, al narrar cómo vivió estos acontecimientos, da una razón y un contexto a las fotografías. Es el texto el que hace comprensible y da sentido a las fotografías. No sé si Zhensheng estaría de acuerdo, pero, para mí, lo que cuenta el fotógrafo no es tanto un testimonio histórico como un testimonio humano. Diría que lo que de verdad está explicando Li Zhensheng no es el drama de la "Revolución Cultural", sino algo más universal o existencial: la locura y la sinrazón del dolor en un sentido atemporal. Yo me imagino a Zhensheng, como persona implicada en aquellos episodios, con los ojos atónitos, incrédulo, incapaz de comprender lo que veía. Contempla el drama, la cámara lo registra, pero no puede explicarse el horror, sólo le queda el sufrimiento. Este me parece que es el mensaje de Li Zhensheng, más allá de una lectura política, que naturalmente posee: el sinsentido y la tragedia de la historia.