Image: Gönter Fürg o la disolución del espacio

Image: Gönter Fürg o la disolución del espacio

Exposiciones

Gönter Fürg o la disolución del espacio

20 enero, 2005 01:00

Sin título, 2004

Carles Taché. Consell de Cent, 290. Barcelona. Hasta finales de febrero. De 11.200 a 62.440 e

Gönter Fürg (1952), pintor, fotógrafo y escultor de una notable proyección internacional, inició su trayectoria en los ochenta cuando se recuperaban las técnicas tradicionales, pero también cuando había la voluntad de refundar críticamente -o irónicamente- la pintura. Es por esa razón por lo que la obra de este artista se nos aparece especialmente compleja y ambigua. Sobre Fürg no se ha dicho la última palabra y cualquier interpretación es provisional. Su muestra de pinturas en la galería Carles Taché es, sin embargo, muy significativa: es una especie de puesta en escena acerca de la tradición y el significado de la cultura. éste, considero, es el mensaje implícito de la muestra.

Para mí, esta exposición posee un argumento: un espacio que se deshace, un lugar que se extingue en la nada, con todas las connotaciones de deshumanización y pérdida del yo que lleva implícitas. Cuando se inicia el recorrido, en las primeras obras, uno puede pensar que se trata de una pintura de carácter formalista, es decir, un arte de componer y equilibrar elementos abstractos, de estructuras y tonos... Y, sin embargo, no es así. Gönter Fürg ha dedicado buena parte de sus energías a fotografiar arquitectura. Intuyo que por extensión, su obra como pintor -por lo menos en la presente exposición- está inspirada en detalles o aspectos arquitectónicos. Sus composiciones, aparentemente abstractas, son frag- mentos de arquitecturas...

A medida que se avanza en el recorrido de la muestra, se va tomando conciencia de que el protagonista de esta serie es un espacio solitario, una habitación vacía: tres simples líneas dibujan una noción de profundidad en un fondo neutro, ricamente trabajado por veladuras. Otras obras aluden a ventanas, una suerte de mirada al exterior, acaso de algo que se expresa en la lejanía, inalcanzable... En todo caso existe en ellas -o me parece observar- un aspecto dramático e inquietante. En esta habitación y ventanas hay un elemento extraño y disonante: manchas de color que, como quemaduras o derrames de sangre, dramatizan la imagen.

El recorrido no es lineal ni transparente, pero el punto final es una gran pieza, culminación de todo el trayecto, en el que las referencias espaciales han desaparecido completamente. Pura abstracción significa disolución del espacio y de todos los valores humanísticos a él asociados. Esta pieza, término del itinerario de la exposición, es como una alucinación, una fantasmagoría... Si el espacio es una construcción y una afirmación del yo o del individuo y las ventanas una expresión de la idea de comunicación, la exposición es un trayecto en el que estos valores se van disolviendo hasta quedar en la nada.

Aunque se haya dicho lo contrario, la pintura de Gönter Fürg posee una dimensión simbólica. Esta pieza, a la que acabo de aludir, hace referencia a un sentimiento de miedo o terror. Frente a la idea de un espacio acotado y limitado, en definitiva humanizado, se opone otra noción de espacio en forma de laberinto o lo que es lo mismo, de infinito, en el que los puntos de referencia se disuelven. Gönter Fürg se vincula a artistas tan lejanos en el tiempo como pueden ser Gaspar David Friedrich o Barnet Newman que han plasmado una idea de infinito. El infinito como disolución de los contenidos humanísticos: acaso sólo queda un fantasma.