Las etapas del pensamiento sociológico
Raymond Aron
20 enero, 2005 01:00Raymond Aron. Foto: Archivo
El próximo 14 de marzo se cumple un siglo del nacimiento en París de Raymond Aron. En dicha ciudad murió el 17 de octubre de 1983. Polémico y discutido, Aron es un pensador insoslayable para entender el pensamiento europeo del pasado siglo.De la riqueza y la variedad de su producción intelectual, de su labor docente, de su presencia en el periodismo y de su trabajo como ensayista político dan testimonio sus más de treinta libros publicados. El semanario británico The Economist calificó a este pensador nacido en el seno de una familia judía de la alta burguesía francesa como "el columnista político más respetado de Francia". Hasta esta oportuna aparición de Las etapas del pensamiento sociológico -que, dicho sea de paso, se ha confeccionado con una portada más propia de las aventuras que relata Pérez Reverte que de un texto sociológico-, el lector español tenía que atenerse a una edición argentina que ya no circulaba más que fotocopiada.
Los textos que componen este volumen giran en torno a Montesquieu, Auguste Comte, Karl Marx, Alexis de Toqueville, émile Durkheim, Wilfredo Pareto y Max Weber. Fueron escritos entre 1960 y 1965, y pertenecen tanto a la historia de las ideas como a la sociología. Son estudios que tienen la virtud de revelar al lector las fuentes del pensamiento de Aron y sus relaciones intelectuales con tres grandes hombres que, a su vez, fueron amigos de juventud: Jean-Paul Sartre, Eric Weil y Alexandre Kojève. Tres colosos que, como el propio Aron, se habían forjado en la solidez del pensamiento filosófico alemán -Aron recibió el Premio Goethe poco después de que le fuera concedido a Lukacs y antes de que lo recibiera Jönger.
En Las etapas del pensamiento sociológico se sigue sin dificultad el sutil pensamiento de Aron sobre los filósofos de la Historia desde Maquiavelo a Sorel y Pareto pasando por Hobbes. La filosofía política de Spinoza y el profundo conocimiento que de Marx tenía Raymond Aron están entroncados con su reflexión sobre Hegel y Nietzsche, y todo ello al interior de su teoría de la "sociedad industrial".
Quizá resulte sorprendente, como escribe Aron en estas páginas, iniciar la historia del pensamiento sociológico con el estudio de Montesquieu, autor situado por los historiadores de las ideas entre los hombres de letras, los teóricos de la política, los historiadores del derecho o los ideólogos que en el siglo XVII analizaron las instituciones francesas y prepararon el camino de la Revolución. Sin embargo, la intención que anima a El espíritu de las leyes es para Aron sociológica en tanto en cuanto Montesquieu, al igual que Max Weber, quiso transformar el dato social incoherente en una visión sociológica e inteligible de la Francia de su tiempo. Si Montesquieu es para Aron un pensador capaz de percibir y ordenar la diversidad humana y social, Comte trata de organizar de un modo científico la sociedad industrial, convirtiendo a la sociología en una ciencia de la humanidad impartida por una especie de profetas pacíficos dedicados a instruir a los espíritus en la religión sociológica. En su texto sobre Marx, Aron pretende, entre otras cosas, mostrar cómo su idea fundamental es que la sociedad capitalista está esencialmente desgarrada por antagonismos insalvables.
Aún cuando Alexis de Toqueville no suele aparecer en los manuales de historia de la sociología, el sociólogo que Aron ve en Toqueville es el pensador capaz de contemplar y aislar ciertos rasgos estructurales de las sociedades modernas y establecer comparaciones entre la manera cómo se presentan dichos rasgos en sociedades tan distintas como la francesa y la norteamericana. En Durkheim, Pareto y Max Weber examina Aron a los últimos sociólogos capaces de elaborar una síntesis global de la sociedad que tenga la virtud de aunar un análisis microscópico de la acción humana con una interpretación de la modernidad y una visión de la evolución histórica a largo plazo.
En definitiva, este volumen de Aron en torno a siete grandes pensadores que, sin duda, han contribuido de modo decisivo a estructurar el pensamiento moderno, lo que propone es una sociología que tenga en cuenta la teoría del comportamiento social, se atenga a los conceptos esenciales de los sociólogos y sea capaz de utilizar la investigación empírica en sus distintas dimensiones.