Image: Gabriel y el vacío de las formas

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Exposiciones

Gabriel y el vacío de las formas

Monomachia

10 marzo, 2005 01:00

Logoi, 2004

Joan Prats Artgrafic. Balmes, 54. Barcelona. Hasta finales de abril. De 1.500 a 30.000 e

La escultura de Gabriel, como él mismo apunta en sus textos sobre arte y en sus poemas, expresa una voluntad trascendente, un empeño de penetrar en el terreno de lo sagrado. Por ello, me temo, nadie ha sabido explicar su universo, porque su obra nos habla en un lenguaje mágico y enigmático que no puede racionalizarse. La condición del arcano es su inaccesibilidad.

Ahora presenta una exposición que acaso sea una especie de puesta en escena o dramatización de su trabajo. Las piezas parecen desplegarse en un gran escenario simbólico que describe una búsqueda de conocimiento, un combate personal. Aquí se expresa la idea del artista como héroe. Significativamente, la muestra se titula Monomachia, esto es, batalla en solitario o lucha contra uno mismo. La exposición es precisamente esto, la representación de la batalla secreta e íntima del creador en busca de su verdad. Y el espectador atento sabrá identificar el personaje o personajes de esta escenificación.

Por mi parte, hay un aspecto que me interesa subrayar. En anteriores exposiciones la obra de Gabriel se nos aparecía hermética y cerrada, como un contenedor. Sus piezas eran como cajas; no había en ellas este juego exterior-interior, cóncavo-convexo, tan habitual en la escultura contemporánea. Su obra manifestaba, en cambio, una cuidadosa elaboración de las superficies, una sensibilidad por el trabajo de los materiales; la suya era una escultura visual. Falta saber qué contenían esas cajas. El contenido de su escultura parecía revelarse en la forma exterior, en la piel, en el reflejo de una superficie. Ahora, sin embargo, el escultor ha abierto y penetrado en estos contenedores y lo que ha encontrado dentro es un vacío que da sentido a las formas. Algunos títulos son muy significativos -Logos, Pneuma…-, como si en el interior de la escultura habitara o se escondiera ya un aliento, una voluntad de forma. Simbólicamente, este acto es un desafío. Gabriel ha hecho algo prohibido: ha abierto la caja de los misterios que debe mantenerse cerrada para siempre. Para mí, la Monomachia a la que alude el título de la exposición es ese combate para descifrar el secreto del cofre sagrado, y aquellas piezas que parecen como desgarradas son el paisaje después de la batalla. Quizás, una vez abierto, todo resulta aún más enigmático.