Exposiciones

Roger Ballen, estética del mal

Shadow Chamber and Other Works

22 febrero, 2007 01:00

Puppy Between Feet, 1999

Galería Senda. Consell de Cent, 337 . Barcelona. Hasta el 10 de marzo. De 3.000 a 8.100 e.

Las primeras series fotográficas de Roger Ballen (Nueva York, 1950) estaban consagradas a las pequeñas villas de Sudáfrica, los Dorps, por aquel entonces en plena decadencia. Contrariamente a lo esperado, Roger Ballen se interesaba por los sectores de población blancos, descendientes de los antiguos colonos, inmersos en un proceso de progresiva marginalización motivada por los cambios económicos y sociales de aquel país. La suya era una fotografía documental, en la que sin embargo había una dimensión romántica, al modo de una fascinación melancólica por lo oscuro. Con el paso del tiempo, la posición del fotógrafo ha ido evolucionando, intensificando su atracción por la ruina y lo agonizante de manera que, lejos de ser un documento, sus fotografías acaban por construir un imaginario propio.

Ahora en Barcelona presenta básicamente una selección de su último libro, Shadow Chamber (2005), un repertorio de retratos. Sin embargo, más que un archivo o una galería de tipos, se trata sobre todo de una estética de la descomposición, una estética del mal, tan al uso en los tiempos que corren. Las imágenes de Roger Ballen son próximas al mundo de Diane Arbus, igualmente fascinada por lo anormal, la locura, lo marginal. Y, como en el caso de Arbus, lejos de captar pasivamente un entorno, sus fotografías suponen la construcción de un universo personal. En este sentido, el mismo Roger Ballen señala: "Encontrar la persona para fotografiar es la parte más simple (...). Lo que yo reconozco en un sujeto es el fruto de mi visión del mundo y el proceso de mi imaginación". Es decir, que, independientemente de lo que se sitúa delante del objetivo, Roger Ballen realiza siempre la misma obra. Y lo que fotografía es el absurdo, el sinsentido de la existencia, lo instintivo, el miedo, la soledad... Y esta mirada es ajena a cualquier posicionamiento político o social, porque no se proyecta en los aspectos contingentes, sino en lo arquetípico. A Roger Ballen le interesa lo bizarro, lo sorpresivo, la catástrofe, el drama...

Las Shadow Chamber son imágenes de una especial austeridad con un primer plano ligeramente picado y cerrado por un muro de fondo. Me hacen pensar en una especie de escaparate o guiñol en el que se van presentando los modelos. Sus fotografías vienen a ser un cruce entre el retrato, la pintura y la escenografía. En ocasiones, se han calificado significativamente de "bodegones", porque Roger Ballen dispone la imagen como una puesta en escena en la que el fotógrafo es el director y el modelo el actor. Más aún, el artista coloca y organiza cada elemento de este microcosmos como si de una pintura de bodegón se tratara. En sus imágenes, las figuras se vinculan, a través de las líneas que marcan los elementos gráficos, a una serie de motivos recurrentes que se van repitiendo en sus fotografías: animales, grafittis, alambres retorcidos... El diálogo o asociación entre unos y otros hace germinar el sentido, pero también los fantasmas. No obstante, el término de "bodegón" posee otra acepción en nuestra lengua, la de "naturaleza muerta", y esto es exactamente lo que fotografía Roger Ballen, la locura, el miedo, la soledad, esto es, algunas de las mil caras de la muerte.