Image: El artista, el hámster y la rueda

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Exposiciones

El artista, el hámster y la rueda

Hamsterwheel, un proyecto de Franz West/Urs Fisher.

29 noviembre, 2007 01:00

Vista de la instalación de Hamsterwheel en el CASM

Comisario: Antonio Ortega. Centro de Arte de Santa Mónica. La Rambla, 7. barcelona. Hasta el 5 de enero.

El CASM presenta una muestra poco habitual en su línea expositiva, que suele privilegiar los proyectos específicos, mientras que aquí se trata de una intervención concebida para la 52 edición de la Bienal de Venecia. Cuando Franz West (Viena, 1947) fue requerido para participar en la Bienal, invitó, en su mayor parte, a jóvenes artistas -amigos, amigos de amigos, asistentes, etc.- sin un criterio determinado o idea de exposición previa. Simplemente, el espacio de Venecia -comentaba West- era demasiado grande para él… La exposición se fue tejiendo, así, de una forma espontánea y a través de una red de complicidades. La idea era la de prescindir del comisario, de toda idea de selección, de plan… West justificaba este gesto arbitrario como una especie de protesta y afirmación del artista contra la autoridad de los curadores o la tiranía de las instituciones, cuyos criterios y formatos son necesariamente coercitivos… Y acaso en esta acumulación heterogénea, en la confrontación espontánea de obras, se puedan establecer relaciones u oposiciones de sentido en la mejor tradición surrealista.

Pero además, el proyecto incorporaba una iniciativa del mismo CASM que, realizada de manera independiente, acabó por incorporarse a la Bienal: una colección de vídeos de diversos artistas comisariada -ahora sí- por Veit Loers, titulada originalmente Franz West sin Franz West (2006). Loers aportaba una selección muy coherente, que sintonizaba con la visión irónica, provocativa y desinhibida del artista austriaco.

Se ha dicho que la propuesta de West implica una reflexión sobre el hecho expositivo y una búsqueda de nuevos modelos. Pero el conjunto puede interpretarse también como una acumulación caótica de piezas, una ausencia de pensamiento o una fácil estrategia para llenar salas, algo así como un divertimento de artistas subvencionado por la Administración. Esto no quiere decir que el conjunto no sea llamativo o que, individualmente, no haya piezas de gran interés como las de O. Garbay, S. Lucas, P. Bradshaw, el colectivo Geltin, J.M. Bustamente, U. Fischer o el mismo West, entre otros. Esta es una exposición para la polémica.

En una conversación con Antonio Ortega -responsable de su puesta en escena en Barcelona- éste introducía una reflexión interesante: el planteamiento de mezclarse con las jóvenes generaciones tal vez responda a una estrategia de supervivencia del propio West en el arte que viene. Invitar a jóvenes creadores a Venecia significa tejer complicidades y contraprestaciones. Y lo peor -comentaba Ortega- es que en el mero hecho de adaptarse al encargo -esto es, de someterse- ya existen determinadas coerciones e imposiciones que derivan de la propia institución Arte -el modelo Bienal-, intervenga un comisario o no. El título de la muestra, Hamsterweel (literalmente, rueda de hamster), bien podría interpretarse como esa jaula que gira y gira sin cesar, que a todos nos lleva y en la que todos -artistas, instituciones, críticos, medios- estamos metidos.