Image: Picasso y sus pintores

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Exposiciones

Picasso y sus pintores

Picasso y su colección

10 enero, 2008 01:00

H. Rousseau: Los representantes de las potencias extranjeras saludando a la República en señal de paz, 1907

Museo Picasso Barcelona. Montcada, 15. Barcelona. Hasta el 30 de marzo

A lo largo de su vida y paralelamente a su actividad como pintor, Picasso reunió una colección de objetos de arte compuesta por autores como Renoir, Cézanne, Rousseau, Braque o Matisse, entre otros. él mismo expresó la voluntad de cederla al estado francés a condición de que se mantuviera su unidad. Hoy se exhibe en el Musée Picasso de París como complemento a su propia obra y ahora su homónimo barcelonés la presenta con significativas ausencias.

Es ésta una colección extraña o que, por lo menos, no responde a la imagen tradicional que todos tenemos de una colección de artista. Cuando se presentó por vez primera en el Louvre, en 1978, ya se llamó la atención sobre lo irregular del conjunto, la gran cantidad de obras menores y lo dudoso de algunas atribuciones (Corot, Le Nain, Gauguin)… Un sentimiento de decepción sobrevolaba el legado de Picasso. Sobre todo, porque un acervo como éste abría expectativas sobre filiaciones, referentes, afinidades, es decir, aspectos que podían aportar luz sobre la obra del artista y que, sin embargo, la colección callaba.

Su colección es muy diferente a la de Salvador Dalí o a la de Antoni Tàpies, por ejemplo. El Teatro-museo Dalí -dispuesto por el pintor- posee un corazón, un núcleo generador donde se localizan todos los fetiches dalinianos: grabados de Piranesi, lienzos de Urgell, pintura pompier, menciones a Fortuny o Duchamp… Esto es, una especie de código genético que contiene su obra de forma subterránea. Su ubicación y presencia en el museo representa el punto de arranque a partir del cual se construye el universo Dalí. Tàpies es también un gran coleccionista: el repertorio de imágenes recogidas en su libro El arte y sus lugares consiste esencialmente en su propia colección. De alguna manera, el discurso del artista, su concepción del arte está íntimamente ligada a su colección, se diría casi como inspirada por los objetos con que se rodea. En ambos casos, tanto en Dalí como en Tàpies, la colección es la construcción de un universo paralelo al de su trabajo como creadores.

Picasso acabó por reunir una colección, pero él mismo no se reconocía como coleccionista. La suya no articula un universo, ni ofrece un argumento o un itinerario con el que reconstruir su obra pictórica. Muy posiblemente, la realizó de una forma circunstancial: intercambios con artistas y marchantes, obsequios, relaciones afectivas… Ahora bien, no por ello deja de haber piezas de una particular calidad, como los Cézanne, los Matisse o los Rousseau.

En sus memorias, Tàpies aporta un testimonio interesante sobre el sentido de la colección Picasso o al menos de algunas de sus piezas. Cuenta Tàpies que, estando en París, se presentó a Picasso justo en el momento en que al pintor andaluz se le acababa de conceder el Premio de la Paz. En plena celebración y a pesar del bullicio, Picasso se interesó por el joven artista, al cual invitó en privado a su estudio. Allí -sigue explicando- lo primero que le mostró, antes que cualquiera de sus obras y con un particular entusiasmo, fue un Cézanne -en opinión de Tàpies excelente-, al cual siguieron Matisse, Braque… y después, solo después, su propio trabajo. En la intimidad de su taller, Picasso revuelve armarios para buscar un Cézanne o un Matisse que le permitan introducir su obra, expresando así un profundo respeto a la tradición y a sus filiaciones. éste es el mensaje de su colección, que se disuelve cuando este gesto íntimo se transforma en museo o exposición pública.