Image: Paula Anta, cápsulas vegetales

Image: Paula Anta, cápsulas vegetales

Exposiciones

Paula Anta, cápsulas vegetales

Palmehuset

17 julio, 2008 02:00

Phoenix, 2007

Galería Blanca Soto. Alameda, 18. Madrid. Hasta el 16 de julio. De 2.500 a 3.000 euros

El trabajo de Paula Anta (Madrid, 1977) viene abundando en la paradoja de los oasis de tranquilidad dentro de la urbe como sinónimo de lujo. Tras fotografiar camas de hoteles caros de medio mundo, en esta ocasión la fotógrafa viajera se detiene en invernaderos de jardines botánicos, estufas calientes o palmehuset europeos (captados en Bergen, Copenhague, Lisboa, Londres, Madrid…) en un trayecto que tiene algo de viaje (amoroso) por el continente, de afirmación de las similitudes entre pueblos y de visita a un pasado tan olvidado como reciente. Voyeur con tendencias clínicas, analíticas y frías (a lo Hüfer), Paula Anta capta aquí la vida de lo que pasa desapercibido para la mayoría, deteniéndose a mirar y retratando el contraste existente entre una naturaleza exótica y un hábitat que en realidad es una cápsula, entre un designio salvaje y el mimo del hombre, del jardinero. Además, establece una relación interesante entre la fotografía y el medio vegetal a través de la luz, planteada de modo efectivo mediante un juego con las tonalidades, el color y el contraste entre luminosidad y sombras.

La artista plantea así la existencia de otro mundo posible que ya se sopesó décadas atrás y que, de hecho, es un conjunto de estilos y valores que nacieron a la vez que empezaba a fraguarse el actual imperio. Emergencias, pasado y supervivencia son asuntos que plantean la visión, la cámara y la mente fascinada de esta artista acaso más preocupada del concepto y su realización formal que de ofrecer un punto de vista mediante la mera plástica de la labor fotográfica. En realidad, es como si Anta tratara de ofrecer silencios y ausencias, una cierta asepsia, en vivo contraste con las presencias y exclamaciones del orden de nuestro tiempo, de la misma manera que se enfrentan el orden puro del jardín e invernadero con la naturaleza expansiva e indómita de las plantas. En una última pirueta dialéctica, todo ello choca con la sugerencia tenaz y penetrante de unas imágenes que apenas narran pero sí explican.