Image: La falsa verdad de Pablo Genovés

Image: La falsa verdad de Pablo Genovés

Exposiciones

La falsa verdad de Pablo Genovés

Precipitados

13 noviembre, 2009 01:00

Del hielo, 2009

Galería Estiarte. Almagro, 44. Madrid. Hasta el 15 de diciembre. De 1.600 a 7.700 E.

Desde el inicio de su andadura artística, posterior a su dedicación profesional a la fotografía, Pablo Genovés (Madrid, 1959) ha perseguido la realización de imágenes capaces de conjugar una potencia visual impactante con el descrédito de la realidad que representan. Para ello se ha servido más que nada de imágenes preexistentes -ilustraciones de viejas revistas en blanco y negro, anuncios, postales de principios del siglo pasado, etc.- y ha utilizado las técnicas digitales tanto en una primera etapa, estableciendo un diálogo entre fotografía y pintura como, más recientemente, para construir modelos de confusión perceptiva. Dicho con sus propias palabras: "Me interesa envolver la obra en una atmósfera de ‘mentira' y ‘falsedad', quiero hacer ver al espectador que un 'original artístico' puede ser un 'original reproducido'.

Sus motivos primeros fueron la recuperación de cierta memoria sentimental -que en su evolución se ha desarrollado hasta una enmienda a la totalidad del recuerdo-; la fijación de los objetos del deseo generados por la sociedad de consumo o un desplazamiento por la irrealidad de las cosas, que parecían transformarse en un diorama de ciencia ficción a ojos del viajero. Así fueron sus series Extravíos, Sucedáneos y Viaje interior.

Hace ahora casi dos años, con motivo de su participación en la muestra Homenaje y Memoria, que conmemoraba el centenario del nacimiento de Salvador Allende, Genovés se sirvió de antiguas postales de Chile para efectuar un viaje imaginario al país que desconocía. Para su sorpresa descubrió que en cada enclave podía encontrar una historia social o civil de destrucción de la naturaleza o de explotación del ser humano. De pronto, de la instrumentalización de la memoria cual objeto maleable brotaba una representación del presente que, en su íntegra falsedad, desvelaba la verdad de los acontecimientos. Ahí, y no en una deriva técnica que también resulta apreciable, radica la fortuna de ésta exposición, Precipitados, que es la más completa que hasta la fecha ha realizado el artista.

Los símbolos mayores mediante los que los hombres se han constituido en Humanidad, el Palacio, la Iglesia, el Teatro, la Biblioteca, los grandes Museos -así, todo contemplado con mayúsculas-, se ven arrasados por inclemencias naturales, fundamentalmente inundaciones, pero también por desertificaciones y otros desastres. Nunca mejor dicho el agua les llega al cuello o los cubre la tierra inclemente.

No le resulta fácil al visitante descubrir que los acontecimientos angustiosos que documentan las fotografías son falsos, que jamás han ocurrido, pero que a la vez, la naturaleza y textura de las imágenes que los reproducen, contienen no sólo un relato biográfico sincero, sino también las intervenciones, las huellas de aquellos otros por cuyas manos pasaron las postales originales. Un tour de force que alcanza su mayor autenticidad en una colección de falsos facsímiles de viejas cartas postales en las que el documento parece auténtico, pero la imagen recogida resulta inconcebible en el "momento" en que alguien debió haberla tomado. Son vetustos recordatorios de nuestra presente visión del pasado.